Hasta aquí, uno de los principales enclaves enológicos de Alava, llegaba
el pescado procedente de los puertos de Bizkaia. Cuando los arrieros hacían el
viaje de vuelta a la costa no lo hacían con las manos vacías: aprovechaban el
regreso para transportar los vinos elaborados en la Rioja Alavesa.
Caldos
milenarios, antiguas bodegas. Laguardia está íntimamente relacionada
con la cultura del vino. Nos encontramos en el corazón de la Rioja
Alavesa. Tanto en Laguardia como en sus alrededores se levantan numerosas
bodegas, algunas verdaderas piezas maestras de la arquitectura
tradicional, otras son fantásticas construcciones de vanguardia. En
algunas de ellas se pueden realizar visitas para descubrir el proceso que se
sigue desde la vendimia hasta la obtención del vino.
Curiosamente, el subsuelo de Laguardia está hueco, ocupado por las innumerables
bodegas que se han ido excavando bajo los edificios. Prácticamente todo el
pueblo se asienta sobre estas bodegas.
Museo del Vino. Orgullo del pueblo y de su renombrada tradición vitivinícola. El
museo está ubicado en la casa palacio que perteneció al famoso fabulista
Samaniego.
Laguardia es villa amurallada en época de Sancho el
Fuerte (1194-1234)
y alberga también numerosos edificios de interés como las torres defensivas de San Juan y
Abacial, o la iglesia de Santa
María de los Reyes, con bellísima portada gótica policromada, cuyo
edificio primitivo fue construido en el siglo XII, coincidiendo con la
concesión del Fuero, y que está situada en un extremo de la villa.