Departamento de Cultura y Política Lingüística

La Ruta del vino y del pescado

La Ruta del Vino y el Pescado atraviesa la Reserva de la Biosfera de Urdaibai en Bizkaia, enlaza con la comarca de Lea-Artibai en esta misma provincia y se prolonga hacia Àlava. Es el itinerario que se utilizaba para el intercambio de esos bienes —vino y peces— entre la costa y el interior. Pero por ella se transportaban también otros productos: trigo, hierro vizcaíno y lana castellana fundamentalmente.

La Ruta del Vino y el Pescado ha cumplido un papel significativo en la historia del País Vasco. Además de ser durante muchísimos años la vía por la que se encauzaba el comercio de estos dos alimentos, funcionó también como un importante canal de distribución mercantil y de relación social.

La exportación de pescado se realizaba sobre todo en invierno. En esa época del año los arrieros se acercaban a la cofradía de pescadores de Bermeo para comprar mercancía fresca. Las bajas temperaturas invernales y los cambios de nieve que efectuaban por el camino, permitían que la carga se conservase en aceptables condiciones hasta llegar a su destino.

Viñedo Rioja Alavesa

Al amparo del intercambio comercial de pescado y cereales comienza a circular en este mercado un producto de lujo: el vino. Enseguida adquirirá gran importancia, desplazando al tradicional chacolí vizcaíno, cuyo consumo se tratará de proteger prohibiendo la entrada de los caldos riojanos. Vano empeño, ya que los vascos terminarán por ser los principales receptores de la superproducción de vino de Rioja.

Junto a los hitos monumentales más reputados que se suceden en el espacio por el que deambulaban los arrieros (casas-torre, caseríos, palacios, iglesias y ermitas), y de toda una serie de elementos menores (fuentes, lavaderos, neveras, caleros, seles) presentes en el mismo, hay además desperdigados en su territorio algunos emplazamientos protoindustriales ligados a la explotación del hierro y la transformación del grano (ferrerías y molinos, sobre todo).

Todos esos elementos del Patrimonio Cultural, aprehendidos en su conjunto, sirven para explicar más de seiscientos años de vida de los habitantes de ámbitos bien distintos del país, atravesados de norte a sur por la Ruta del Vino y el Pescado:

En primer lugar una franja muy particular de la Bizkaia fronteriza con el mar: las tierras de Urdaibai (Bermeo, Busturia, Gernika).

Luego las estribaciones montañosas del interior (Muxika, Durango, Urkiola, Otxandio).

Después la Llanada (Vitoria-Gasteiz) y los escarpes rocosos (Laño), para finalizar la Ruta en la Rioja Alavesa (Laguardia, Assa y Oyón).

Ondarroa

Y en paralelo, como una doble arteria que conectaba en Durango —para inyectar más actividad al conjunto del periplo— con la circulación principal del itinerario Bermeo-Oyón, el ramal bifurcado de la actual comarca de Lea-Artibai (la montaña y el mar de la banda oriental de Bizkaia), esto es: Zenarruza (Ziortza en lengua vasca), Aulesti, Gizaburuaga y Lekeitio, por un lado; y Markina-Xemein, Barroeta, Berriatua y Ondarroa, por el otro.

En definitiva, un conjunto de paisajes históricos y de paisanaje que la Ruta del Vino y el Pescado nos brinda la oportunidad de recorrer y conocer. Un itinerario cultural a través de Bizkaia y Àlava, o lo que es lo mismo, por montañas majestuosas, grutas, costumbres ancestrales —vivas todavía hoy—, verdes valles y extensas llanuras, bosques que encantan, calas escondidas y amplias playas, muelles, barcos de pesca, musgo campestre y salitre marino.

Componentes que jalonan —todos ellos— el discurrir de una ruta que, como en muy pocos otros lugares, es ejemplo de hermanamiento casi perfecto entre el patrimonio natural y la herencia arquitectónica local (iglesias, ermitas, caseríos, torres, palacios, elementos menores, molinos y ferrerías).