La ferrería
de Bengolea , hoy en día en ruinas, de Gizaburuaga,, fue un importante
centro productivo, ya que en sus alrededores, además de la ferrería, se
encontraban una carbonería, cuadras, almacenes, molino de harina y presa.
Bengolea está considerada como una de las ferrerías más compleja del País
Vasco, ya que Pedro Bernardo Villareal de Berriz, propietario de esta
industria, renovó casi todas las instalaciones a principios del siglo
XVIII dotándolas de los últimos adelantos tecnológicos de la época.
En la
actualidad, aún se puede descubrir entre la vegetación la antigua presa que alimentaba
tanto la ferrería como el molino de harina.
Esta zona resulta interesante para conocer las antiguas formas de vida.
Es un magnífico ejemplo de las unidades económicas en las que basaban su poder
los señores feudales.