Deporte Rural - Aizkolaris
| Segalaris | Idi dema | Bolos | Sokatira | Otros
Aizkolaris
Las competiciones de cortadores de troncos: he aquí el más popular entre los llamados deportes rurales vascos. Habrá otras modalidades más prodigadas, con mayor número de atletas practicantes, pero no cabe duda de que los grandes héroes de la vida deportiva vasca han sido y son hoy aun aizkolaris, como “Santa Agueda”, “Keixeta”, “Arria” o “Luxia”. Ninguna prueba rural congregó tantos espectadores como aquellas épicas luchas entre “Keixeta” e “Igartza”, entre “Korta” y “Arria” y Astibia, o entre “Arria” y Mindeguia.
El corte de troncos es el deporte-rey entre los autóctonos del País, junto con las regatas de traineras en el litoral.
LOS BOSQUES
La abundancia de bosques en el País Vasco en otras épocas, y el duro trabajo –carboneros y leñadores- de los que en ellos trabajaban, ha sido la base del deporte de corte de troncos.
CARBONEROS Y LEÑADORES. SU ORIGEN
La explotación de los bosques se hacía para la obtención de madera, materia prima básica de la construcción, y para la transformación de la madera en carbón vegetal, empleado, como hemos dicho como combustible en las ferrerías.
El derribo de los árboles corría a cuenta de los elementos más jóvenes o fuertes de la cuadrilla. A los más viejos correspondía la labor de desgajar, cortar las ramas y preparar la “txondorra” para la fabricación del carbón vegetal.
El carbón fue, durante siglos, puntal de la economía y de la vida del País Vasco. Miles de hombres vivaqueaban durante meses en las montañas, fabricando carbón de haya que luego fundiría el mineral en las ferrerías, convirtiéndolo en hierro.
El trabajo de leñadores se hacia y se hace aun hoy en cuadrillas, contratadas en bloque para el derribo y preparación de una zona determinada de bosque. La cuadrilla era nómada, acudiendo allá donde eran reclamados y trabajando en campañas análogas a las de los segadores o a las de los viñadores.
El origen de las apuestas de hachas, de las pruebas de aizkolaris, está en el trabajo cotidiano de carboneros y leñadores en el bosque. La energía física de los jóvenes o la destreza y oficio de los veteranos les llevaba a competir en el mismo trabajo, cruzando pequeñas apuestas a quien derribaba primero un árbol determinado.
LOS TRONCOS EN LA PLAZA. LA MADERA
La madera utilizada en las pruebas es tradicionalmente de haya verde, sin nudos a la vista. Así se ha hecho siempre. Una larga experiencia ha ido eliminando cualquier otro tipo de madera, aparte de que ha sido el haya la especie más común en las montañas vascas. La madera de haya ofrece cualidades idóneas para su corte con el hacha.
De las condiciones en que se haya concertado la apuesta en cuanto a la elección de la madera dependerá también de la dureza de la misma. Cada participante seleccionará el material que mejor vaya a sus condiciones o más pueda perjudicar a su contrario.
En los concursos y campeonatos suele elegirse madera no excesivamente rebelde. En general se ha mejorado actualmente la calidad porque en nuestros días las pruebas son espectáculos a los que la gente acude previo pago de una cantidad. Los organizadores cuentan con ingresos y pueden adquirir un material idóneo. Antes, por el contrario, las apuestas en la plaza eran de entrada libre, buscándose para la competición, por lo general, la parte más cercana a la raíces o a las ramas, que el comprador de madera desechaba.
Las apuestas, los concursos y campeonatos se conciertan a cortar un número determinado de troncos, proclamándose vencedor quien lo hiciere empleando menos tiempo. Sobre esta regla general caben gran número de variantes tendentes a igualar en lo posible a los participantes para que la lucha sea más competida.
A diferencia de lo que sucede en los concursos de Australia o Canadá, la prueba de hachas vasca es más una competición de resistencia que de velocidad. Rara vez es inferior a la media hora de duración y muchas veces excede de 60 minutos.
Tradicionalmente, el grueso de los troncos empleados se mide en pulgadas de circunferencia. Las medidas varían entre un mínimo de 36 pulgadas (oinbetekoak) y un máximo de 72 pulgadas (oinbikoak) con medidas intermedias de 45 pulgadas y de 54 pulgadas. Esta última medida es la más corriente, jugándose con troncos de esta clase la mayoría de la apuestas.
Las pruebas de hachas se disputan tradicionalmente en el País Vasco con los troncos colocados en posición horizontal.
Las competiciones de hachas son, en el País Vasco, más una prueba de resistencia que de rapidez. Salvo en exhibiciones en las fiestas patronales, la duración excede siempre de la media hora, y muchas veces pasa de los 60 minutos.
La prueba más larga y dura de todos los tiempos es la que enfrentó, el 23 de Enero de 1983, en la plaza de toros de Tolosa a Mikel Mindegia y Jose Mari Mendizabal. Ganó la apuesta de dos millones de pesetas Mendizabal que empleó un tiempo de 4 horas y 12 minutos, diecisiete minutos menos que su rival.
Las modalidades y condiciones de las pruebas son variadísimas. Aparte el número de troncos a cortar pueden ser las apuestas con o sin ayudantes, de un aizkolari contra una pareja , de una pareja contra otra, bien en “txanda” o turno libre, bien con cambio a la terminación de cada tronco. Todas esta peculiaridades tienen como fin procurar igualar a las contendientes en beneficio de la espectacularidad de la prueba.
Durante todo el siglo XIX los aizkolaris no tenían nombre propio. Eran “uno de Beizama”, “el hijos de la casa Gorrizu”, “el cuadrillero de Nuarbe”, “el del caserío Beunza”, etc. Y además las pruebas eran totalmente ignoradas por los periódicos de la época...
A principios del actual siglo se va operando una transformación en el País Vasco. La industrialización se acelera, produciéndose un éxodo lento de la población desde las zonas rurales a los centros de industria. Vienen con sus costumbres y aficiones, hablan de sus ídolos y, en fiestas, desean verlos compitiendo sobre los troncos o levantando las pesadas piedras.
Las plazas de toros de Tolosa, Azpeitia, Donostia y Eibar, fueron inauguradas todas ellas en el año 1903. En estas plazas se celebraban infinidad de pruebas de arrastre, de carneros, hachas, etc.
Es entonces cuando surgen los ídolos en nuestros deportes rurales. El más grande de todos se llamó “Santa Agueda”. “Santa Agueda” fue protagonista de la primera “gran prueba” de aizkolaris de los tiempos modernos, celebrada en la plaza de toros de Azpeitia el día 27 de diciembre de 1903.
Otros famosos aizkolaris del primer tercio del siglo XX fueron Jose Martin Goenaga “Atxumberria”, Jose Soraluze “Korta”, Jose Aramburu “Keixeta”, “Kotaberri” y “Arria” I.
Tras la guerra civil vuelven a celebrarse pruebas y exhibiciones varias. Las más multitudinarias apuestas de la historia tienen lugar en la década de los cincuenta; el 29 de Octubre de 1950 entre Garziarena y “Luxia”, con victoria de éste; el 7 de Diciembre de 1952, la revancha y nueva victoria de “Luxia”; y el 26 de Abril de 1959 Latasa vence a “Luxia”. En cada una de estas competiciones celebradas en la plaza de toros de Donostia hubo alrededor de 15.000 espectadores.
En los últimos cuarenta años, y por orden cronológico, las grandes figuras de la aizkora han sido Berakoetxea, Astibia, Polipaso, Arria II, Mendizabal, Arrospide, Larretxea, Olasagasti y, en especial, el navarro Mikel Mindegia.