La primera noticia documentada en relación con Oñati es de 1.149, fecha en la que tanto Oñati como Gipuzkoa pertenecían al reino de Navarra. Este pueblo adquiere notoriedad en el siglo XVIII si bien en el siglo XIX se suprimen por decreto los Señoríos y en 1.845 pasa a pertenecer a Gipuzkoa.
La riqueza artística de Oñati es patente en muchos ámbitos, entre ellos el escultórico.
La Universidad, la
iglesia parroquial y el
Convento de Bidaurreta albergan magníficos ejemplares de la retablística renacentista y barroca.
En lo que a arquitectura se refiere, uno de los edificios más emblemáticos y significativos es la Universidad, fundada en 1.548 por Don Rodrigo Mercado de Zuazola, Obispo de Avila, Virrey de Navarra y Presidente en Granada. Su estilo es renacentista-plateresco y sin ninguna duda, representa una de las mejores muestras de la arquitectura civil de la época.
Al igual que las demás universidades de su tiempo es de planta rectangular, con patio interior, galerías, capilla y grandes salas. La fachada principal tiene tres cuerpos, el central y dos cubos en los extremos a modo de torreones. El patio, de una línea clásica admirable, está adornado con medallones y artesonados mudéjares. En la capilla hay un espléndido retablo, uno de los más interesantes del Primer Renacimiento Vasco, dedicado a San Miguel y al Espíritu Santo, titular del edificio.
Este retablo destaca por su decoración y rica policromía original, además de la calidad de su escultura, atribuida a Pierres Picart y su escuela, uno de los mejores escultores de la época en el País Vasco.
La Iglesia de San Miguel es un auténtico museo de estilo gótico vasco realizado en sillar y mampostería. Fue construido a mediados del siglo XV, dispone de cuatro amplias naves con sólidas columnas y está cubierto con bóvedas de crucería sencilla. El retablo mayor, churrigueresco, del siglo XVIII, destaca por su diseño arquitectónico, por su composición y tamaño. Es uno de los pocos que conserva la traza original del mueble.
El retablo plateresco de la capilla de la piedad de esta iglesia sobresale tanto por su magnitud como por su excelente calidad artística, constituyendo un magnífico ejemplo de la retablística vasca en época renacentista. Es un retablo narrativo con una estructura arquitectónica de tipo fachada y casillero que presenta banco, tres cuerpos y ático. Consta de cinco calles, rematándose el conjunto con un gran frontón triangular. La talla del retablo es de una extraordinaria viveza de expresión con influencias berruguetianas. La policromía es coetánea, del tipo denominado Romano, sobresaliendo el raquitismo estofado de las figuras. El iconografía abarca representaciones del ciclo mariano, la Pasión, San Roque y San Sebastián, antiguos patrones de Oñati, destacando por su delicadeza la escena de la Piedad en la calle central.