23. Palacio Miramar y el barrio del Antiguo (San Sebastián)
ETAPA 2: DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN • ZARAUTZ
La transformación de un barrio rural
Si bien sus orígenes son inciertos, ya desde el siglo XIII la iglesia que se levantaba en el promontorio del Pico del Loro se apodaba con el nombre de “el viejo”, lo cual da a entender que la historia del lugar se prolonga ampliamente en el tiempo.
El fondo del valle que se abre entre el monte Igeldo y las zonas altas de Bidarte, Aiete y Miramón estuvo formado por marismas que eran bañadas por los ríos y regatas que bajaban de Añorga e Igara y por el mar, el cual penetraba en él con las mareas y, sobre todo, cuando se producían tormentas de mar. Ya desde fines de la Edad Media se atestigua la existencia de molinos que aprovechaban, bien el flujo de los ríos, bien del volumen de agua marina que accedia hacia Ibaeta. En la ría que se formaba en el extremo occidental de la playa de Ondarreta, se ubicaba una nasa salmonera (una instalación de madera empleada para la pesca), cuyos restos más recientes aparecen en ocasiones, cuando baja el nivel de la arena de la playa.
Por otra parte, el hábitat se dispersaba por las laderas y altos que rodean el valle, siempre a salvo de los embates del mar y de las inundaciones. Será al final de la Época Moderna cuando se comenzará la desecación de los terrenos bajos y la canalización de los cursos de agua, obteniendo nuevas tierras de labor. Ya a comienzos del siglo XVII se fabricó la calzada que permitía acceder por zonas libres de aguas en dirección a Usurbil y el interior de la provincia. Posteriormente, en 1846 se construyó una vía carretil más elevada y moderna que comunicara Irun y Andoain, pasando por la ciudad de San Sebastián. Esta carretera constituye hoy la calle Matia, la arteria de mayor actividad del barrio.
A partir de 1864, con la llegada del ferrocarril, la elección de la ciudad como lugar de veraneo de la familiar real y la corte y la expansión urbana de la ciudad, el antiguo barrio rural se transformó drásticamente. En 1860, se iniciaría una nueva etapa en la historia del barrio: la industrial. Se funda la fábrica La Providencia, responsable de los populares jabones Lagarto. Le siguieron una fábrica de vidrios (Brunet, 1877), de cervezas (Kutz, futura El León y Keler, 1891), de fósforos (Eztenaga, hacia 1878), de corsés (Farcy-Oppenheim, hacia 1898), de espejos (Dougier, 1906), de chocolates (Suchard, 1909), de discos (Columbia, 1917), etc. Hoy en día solamente el edificio de la corsetería permanece en pié, entre los números 3 y 5 de la c/ Matia.
Por otra parte, quizá el jalón más importante en la transformación y urbanización de este entorno lo constituya la cesión de los terrenos del Pico del Loro y la parroquia de San Sebastián el Antiguo a la Casa Real y la construcción del palacio de Miramar. Diseñado por el arquitecto inglés Selden Wornum (1889), su construcción fue dirigida por el arquitecto José Goicoa y la familia real la habitó en el periodo estival a partir del año 1893. Como consecuencia, la nueva parroquia se construyó en la plaza de Alfonso XIII, al pie del palacio y al borde de la carretera de Andoain. A partir de este núcleo y siguiendo el trazado de la vía, se organiza la nueva traza urbana.
En la plaza de Alfonso XIII, actualmente, se conserva una casa de las que componían el conjunto (c/ Matía 1), realizado de sillar de arenisca, de estilo neoclásico, sobrio, en el que descatan los arcos de medio punto que recorren las fachadas principales, apoyados sobre pilastras adosadas. Por otra parte, encontramos la parroquia de San Sebastián el Antiguo, que conserva la torre y la entrada en estido neogótico, aunque el resto fue reformado en los años 60 del siglo XX. Finalmente, encontramos el antiguo mercado, construido en 1922, con un estilo ecléctico, rematado por un frontón donde se halla el escudo de la ciudad.