Departamento de Cultura y Política Lingüística

194. Palacio de Artzaenea (Zegama)

ETAPA 4: ZEGAMA • SALVATIERRA-AGURAIN

Los Arza y la industria papelera

La industria del papel es un sector que caló hondo en la provincia de Gipuzkoa, en el cual resultó pionera. Hubo una cierta concentración de fábricas de este sector en la comarca de Tolosaldea, en las riberas del río Oria concretamente, ya que resultaban apropiadas para surtir a estas factorías de la abundante agua necesaria para el proceso productivo del papel. La protagonista en la producción del papel fue Tolosa con la Fábrica La Esperanza, que se puso en funcionamiento en el año 1841, constituyendo la primera fábrica papelera del Estado. No obstante, a lo largo del Oria emergieron numerosas industrias de este tipo de gran importancia que impulsaron la economía y el desarrollo de la provincia y de las localidades en las que se implantaron. Así podemos ver destacados ejemplos en la comarca, en localidades como las de Alegia, Irura, Belauntza, Berrobi, Villabona o Zegama. No obstante, fuera de Tolosaldea también hay destacados ejemplos como son las papeleras creadas en Errenteria o Hernani.

La Fábrica de papel continuo que se creó en Zegama, cuya razón social fue la de Arza, Arcaute y Compañía, fue fundada en el año 1865, y resultó vital para el desarrollo y crecimiento de la localidad. Supuso una gran aportación a su economía y empleó a numerosos vecinos de la misma, convirtiéndola en un eje primordial para la comunidad zegamarra. La fundación de esta factoría, junto con el desarrollo del ferrocarril, introdujo a esta localidad en la modernidad de la industrialización y trajo consigo grandes cambios en la vida y mentalidad de los vecinos.

Esta fábrica ubicada junto al río Oria y cercana al centro de la localidad poseyó un estrecho vínculo con el Palacio Artzaenea por dos razones. La primera tiene que ver con su fundador, Bartolomé Arza, destacado miembro de la familia Arza de gran arraigo en la localidad y dueños del palacio de su mismo nombre, Artzaenea. La de Zegama constituyó su tercera industria de papel (siendo la primera la de Tolosa, seguida de la de Alegia). Y el segundo motivo, fue el hecho de que la fábrica se edificó en terrenos que pertenecían al palacio. Un documento de 1869 testimonia que la fábrica estaba ubicada sobre antiguas huertas pertenecientes a los Arza, junto al río y al propio palacio. La factoría, a pesar de los cambios y ampliaciones a la que se vio sometida en el tiempo, mantuvo dicha ubicación hasta su cierre en 1986.

El Palacio Artzaenea por su parte fue edificado en el año 1755 y el proyecto corrió a cargo del arquitecto beasaindarra Martín de Carrera. Entre sus obras más destacadas y conocidas está la de la Casa Consistorial de Arrasate. Recibió el encargo de edificar un palacio en Zegama de la mano de su suegro, Francisco Javier de Arza (estaba casado en terceras nupcias con Isabel de Arza y Oro). Y de esta forma diseñó un magnífico y elegante palacio de estilo barroco que a día de hoy se mantiene en muy buen estado de conservación. De la fábrica sin embargo no queda resto alguno.

El Palacio Artzaenea

El palacio, ubicado junto al río Oria y cerca del centro urbano, posee una planta irregular. Sus muros presentan fábrica de mampostería en todos sus lados salvo en la fachada principal que está construida con piedra sillar. La sillería también aparece en las cadenas esquineras y en los marcos de los vanos. El edificio cuenta con tres alturas y un desván, y una cubierta a cuatro aguas.

El elemento más destacado es su fachada principal, la cual posee materiales más nobles y mayores elementos decorativos. En cada una de sus alturas se abren 5 vanos, adintelados todos ellos y elegantemente rematados con elementos moldurados. En la planta a pie de calle destaca la puerta que da acceso al palacio (es la original) que es de madera y está elegantemente decorada. En sus dos primeras plantas las ventanas se abren a balcones corridos, apoyados en molduras, y poseen barandado de hierro. Los vanos del desván sin embargo son de dimensiones más reducidas aunque también presentan elementos decorativos, respetando el estilo de las otras plantas. En la cubierta se observa una cornisa de madera en voladura, bajo la cual se ubica un friso que recorre toda la fachada de lado a lado.

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