244. Iglesia de Santa María de Güeñes (Güeñes)
Etapa 7B: BILBAO • BALMASEDA
La construcción de un templo de dimensiones catedralicias
La orografía natural del terreno en el que se ubica Güeñes, en pleno valle de Salcedo y regado por el río Cadagua, se caracteriza por su estrechez y por su escasez de tierra llana. Este hecho no favoreció el desarrollo de la agricultura en el lugar por lo que sus habitantes optaron por dedicarse a otro tipo de actividades económicas. El abundante caudal del Cadagua propició la instalación de infraestructuras preindustriales como las ferrerías y molinos, y el hecho de estar situada en plena vía de comunicación provocó que las actividades dirigidas al sector del transporte también fueran importantes.
En el siglo XVI se vivió un proceso de afianzamiento civil y religioso en el territorio, ya que se concretaron las fronteras y se estableció la distribución eclesiástica. Este proceso además se vio impulsado por una coyuntura económica favorable y un aumento demográfico. En este contexto de auge, las comunidades del lugar comenzaron a reconstruir sus iglesias parroquiales y ermitas, caracterizándose por hacer uso de un tipo de arquitectura de grandes dimensiones y de carácter ostentoso.
La iglesia de Santa María de Güeñes es quizás el ejemplo más reseñable del valle. Fundada en el siglo XII, su reconstrucción se llevó a cabo a lo largo de todo el siglo XVI. La edificación comenzó a primeros de siglo iniciándose las obras de cimentación de la cabecera y la construcción del primer tramo de la iglesia. Está documentado que para el año 1515 el segundo tramo del templo ya estaba construido. El derrumbe de este, no obstante, trajo consigo un cambio de planificación que llevó a dejar de lado el proyecto inicial de construir una iglesia de estilo gótico escalonado, y optar por tendencias más modernas como era el estilo renacentista. Se siguió para ello la propuesta del cantero y arquitecto del tardogótico Juan de Rasines, considerado en la época como uno de los más eruditos en el oficio. Es por ello que el actual edificio presenta dos estilos diferenciados, el gótico en la parte más antigua y el renacentista en el resto. Las obras se alargaron hasta el año 1577. Una década después se construyó la torre del campanario siguiendo el diseño del vizcaíno Juan de Garita, y ya en el siglo XVII se dispusieron el coro y la portada de los pies (1603), proyectado por Juan González de Cisniega.
La iglesia de Santa María de Güeñes
El templo está ubicado en el centro de Güeñes, en una plaza ubicada entre el frontón y algunos edificios de viviendas. El templo monumental que ha llegado a nuestros días constituye uno de los edificios religiosos más importantes de la comarca de Las Encartaciones.
La iglesia presenta fábrica de sillería arenisca y posee una cubierta de tres aguas en la nave y de cinco en el ábside. En el interior, el templo está distribuido en tres naves de cuatro tramos, siendo la central de mayor anchura que las laterales, y un ábside poligonal. Posee una planta de salón, caracterizado por poseer naves de una misma altura que son sustentadas por grandes columnas circulares, que normalmente no están decoradas. Está cubierto por bóvedas estrelladas de cuatro puntas.
En su interior son visibles las losas funerarias ubicadas en el suelo. Por otra parte, destacan numerosos elementos de gran interés como son sus retablos, entre los que resalta el retablo mayor del siglo XVII de madera policromada. Se trata de uno de los retablos más monumentales y una de las piezas de estilo barroco más tempranas de la provincia. Su sacristía conserva numerosos elementos de gran interés como son el mobiliario y cajonería de madera, un aguamanil de mármol negro, orfebrería, pinturas e imágenes procedentes de ermitas de Güeñes.
La iglesia tiene dos puntos de acceso. La más antigua data del siglo XV y es la que se ubica en la fachada sur, que da a la plaza. Presenta un estilo propio de la época de los Reyes Católicos, en el que se mezclan elementos góticos y renacentistas. Destaca el arco apuntado abocinado con conopio central y pináculos en los laterales, que está decorado ricamente por crestería y tracerías vegetales. En su interior se abren dos puertas con arcos escarzanos. Sobre estas se asienta la imagen de la Virgen con el niño que está flanqueada por dos ángeles. Coronando la fachada destacan las tornapuntas y vigas de madera decoradas que sostienen el alero del tejado. La segunda entrada, de principios del siglo XVII, se ubica a los pies de la iglesia y presenta estilo herreriano.