Departamento de Cultura y Política Lingüística

158. Humilladero de Santa Cruz (Hernani)

ETAPA 2: HERNANI • TOLOSA

Un destacado foco de devoción

El Humilladero de Santa Cruz es una ermita ubicada fuera del casco histórico de Hernani, antaño extramuros, en la parte trasera del Ayuntamiento, situada a medio camino entre éste y el lavadero Leokari sobre el camino viejo que llevaba al barrio del Puerto. Su ubicación actual no es la originaria, ya que en su historia la ermita fue trasladada hasta en dos ocasiones, ambas en el siglo XVIII. En 1768 cambió de ubicación por última vez, dado que el lugar que ocupaba obstaculizaba el trazado del Camino Real de Correos y Coches en su salida hacia Urnieta, y se estableció en el emplazamiento que hoy ocupa.

El origen de la ermita se encuentra en el siglo XVI, debiéndose su fundación a la donación del Bachiller Don Sebastián Yarça, vicario de la iglesia parroquial de San Juan de Hernani. En su testamento, de 1579, legó además una cantidad de dinero para el mantenimiento de la ermita. Desde su fundación la ermita fue de patronato compartido entre la Villa de Hernani y la Parroquia, por lo que sus juntas eran constituidas por los alcaldes y regidores, por parte del concejo, y por el vicario y dos beneficiados por parte de la parroquia. Esto quiere decir que la gestión de la ermita corría a cargo de esta junta, tomando las decisiones sobre sus obras, administración o nombramientos de mayordomo y serora (encargados del gobierno cotidiano de los bienes de la ermita el primero, y del cuidado y atención de la misma la segunda).

Es conocido que en la ermita se celebraba misa hasta el año 1771, ya que una obligación de fundación antigua de la ermita mandaba celebrar 37 misas. Ese año el Obispo de Pamplona ordenó no celebrar misa alegando que el servicio religioso no se daba de manera correcta debido a la falta de espacio de la misma. Todo parece apuntar que detrás de esta afirmación se escondía una razón económica, dado que los feligreses que acudían a la misma dominical a la ermita realizaban en la misma sus ofrendas, para gran detrimento de la iglesia parroquial de la villa. En dicha orden mandó que las 37 misas se celebraran en la capilla del Santo Cristo de la parroquia.

La ermita contó con una gran devoción, como se deja ver en el hecho de que en una mayoría de testamentos realizaban donaciones al Humilladero de Santa Cruz. Una de las tradiciones religiosas que perduran hoy es la de mantener una luz encendida en ella por las noches. Antiguamente se dejaba encendida una lámpara de aceite, cuyo coste se sufragaba con las limosnas de los peregrinos, siendo la serora la persona encargada de su apagado y encendido. Hoy en día la antigua lámpara de aceite se ha visto sustituida por una bombilla eléctrica. Hasta fechas recientes el Humilladero ha seguido suscitando una importante devoción, de forma que quien se acercaba, se santiguaba a su puerta y realizaba una ofrenda lanzando al interior una moneda.

El Humilladero de Santa Cruz

El edificio del Humilladero de Santa Cruz que nos ha llegado a nuestros días data del siglo XVIII. Es una construcción de planta cuadrada de una sola planta, edificada con muros de fábrica de sillarejo que cierran el edificio por tres de sus lados. El cuarto, donde se ubica la entrada, está dividido por una columna de orden toscano, y se cierra por una verja metálica forjada artesanalmente. A la derecha, junto a la puerta de acceso, se ubica una aguabenditera tallada. Posee una cubierta a dos aguas, coronada por una cruz de hierro forjado.

En el interior, un altar de piedra formado por una losa sustentada por dos columnas de piedra preside el espacio. Sobre él se alza una columna de orden corintio que aloja en su cúspide una cruz de piedra. En el crucero se representa a Cristo crucificado flanqueado por la Virgen y San Juan, y a los pies de la cruz se identifica una calavera, un elemento muy característico del Barroco, que evocaba la fragilidad de la vida y la irrelevancia de los bienes terrenales.

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