Entrevista con Pantxoa Etchegoin, Director de Eke-Euskal Kultur Erakundea
Como ya sabe, recientemente se han presentado los resultados de la Estadística de hábitos, prácticas y consumo en cultura 2007-2008. ¿Cuál es la valoración general que realizan sobre estos resultados respecto al País Vasco Norte?
En primer lugar, desde EKE queremos transmitir que hemos acogido con alegría la realización de una investigación de estas características en Iparralde, y hemos colaborado gustosamente con el Observatorio Vasco de la Cultura en su desarrollo. Aunque hasta el momento se han llevado a cabo diversas operaciones estadísticas sobre la cultura y el euskera, esta es la primera vez que se analizan por sectores los comportamientos de la población ante la cultura, así como la frecuencia e intensidad de este consumo cultural, y consideramos muy importante disponer de un observatorio de este tipo que analice los hábitos culturales de la población y consolide las tendencias del sector.
Por otra parte, en cuanto a la muestra, la cobertura estadística ha sido amplia: se han realizado más de 1.300 encuestas tomando en cuenta los diferentes ámbitos territoriales que componen Iparralde: la costa, el centro y el interior.
¿Cómo es la dinamicidad de la población del País Vasco Norte respecto al conjunto de Euskal Herria, es decir, cuáles son las actividades culturales más destacadas y cuáles las menos habituales?
Tal y como muestra la encuesta, en Iparralde destacan tres áreas principales: la escucha de música -siendo el hábito más intenso entre las personas jóvenes-, la afición por la lectura (y en ambos ámbitos las publicaciones y soportes en euskera ocupan un lugar relevante) y la asistencia al cine, especialmente en la costa, ya que el mayor número de salas de cine también se sitúa en esta zona territorial.
En comparación con el resto de territorios de Euskal Herria, se observa que en Iparralde se lee más y que se trata de una actividad que se realiza habitualmente en el ámbito del hogar. Por el contrario, si los resultados se comparan con Hegoalde, puede apreciarse que aquí acudimos en menor medida a la biblioteca, a los museos, a los conciertos, sin embargo, la participación en actividades culturales es muy amplia. Parece que en Iparralde somos tanto espectadores como actores culturales.
Entre la población bilingüe, el hábito de la lectura es muy amplio. En lo que respecta a la escucha de música vasca y a la asistencia a espectáculos de teatro en euskera, la actividad de las personas bilingües de Iparralde también es considerable.
La comparación entre los territorios de Iparralde muestra que Zuberoa concentra al mayor número de habitantes que acude a los espectáculos de danza, entre los que destacan las pastorales. Por el contrario, la asistencia a espectáculos de teatro resulta ser el hábito más arraigado entre la población de Baja Navarra. En Lapurdi las actividades principales son la asistencia al cine y la lectura. Respecto a la música, no existen diferencias significativas entre los territorios.
Por último, Internet se erige como el principal instrumento para el consumo cultural entre los jóvenes de Iparralde, y muchos de ellos optan por los contenidos en euskera (contenidos musicales, foros,...).
¿Cuáles podrían ser los retos de futuro de la política local cultural?
Ya se ha visto cuáles son las actividades culturales en las que participa la gente, así que, siguiendo por esta línea, deberían reforzarse las materias sobre cultura vasca allí donde la gente acude con mayor asiduidad: en las bibliotecas, en las salas de cine, en las salas de exposición, etc. Por ejemplo, organizando talleres de lectura y/o escritura, o impulsando la creación cinematográfica vasca.
Es evidente que los habitantes de Iparralde son actores de la cultura vasca y, por ello, habría que actuar desde diferentes vertientes: por un lado, hay que ampliar el espectro de la gente que consume cultura en el ámbito del hogar y poner a su alcance una mayor y mejor oferta para sacarlos de casa y llevarlos a la calle, a espacios específicos donde tomen parte directamente en la actividad cultural, mediante, por ejemplo, la danza, la música, el bertsolarismo o el teatro. En cuanto a la transmisión y la creación contemporánea, hay que tomar en consideración a los jóvenes para reflexionar juntos y llevar a cabo proyectos con ellos. Hay que valerse de las nuevas tecnologías para elaborar contenidos específicos que impulsen la participación de la juventud en la cultura. En definitiva, hay que enseñarles qué es y qué puede ser en el futuro la cultura vasca, partiendo de la cultura actual.