120. Ermita de Santa Agueda (Barakaldo)
ETAPA 7: BILBAO • PORTUGALETE
Retazos de la vida rural en una ciudad industrial
La Margen Izquierda, y en concreto Barakaldo, evocan una imagen industrial y de una intensa concentración de la población y se hace difícil creer que antiguamente era un territorio eminentemente rural. Solamente la minería, aún sin industrializar, y las ferrerías de la zona rompían ese paisaje rural.
Sin embargo, aún existen lugares en Barakaldo que permiten acercarnos de nuevo a ese mundo tradicional. Uno de ellos es la ermita de Santa Águeda, que se ubica al borde del Camino de Santiago, en la ladera del monte Arrolatza.
La advocación de la ermita, Santa Águeda, celebra su fiesta el 5 de febrero y es una fecha con una larga tradición festiva que, aunque se perdió en muchos lugares, actualmente se está recuperando. La víspera, se suele salir a cantar unos versos al ritmo de un bastón largo que se golpea contra el suelo y, al menos antiguamente, se realizaban cuestaciones (se pedía limosna) de un caserío a otro para recoger comida y bebida para la celebración.
En este caso, en el templo baracaldés, también existían otros ritos relativos a esta festividad. El día de la santa, tras la misa, las mujeres tomaban su imagen y la llevaban sobre la cabeza mientras la invocaban y daban tres vueltas al altar de la sacristía y otras tantas al del templo. Parece que también se interpretaba que este rito sanaba los dolores de cabeza. Este tipo de tradiciones y los ritos asociados a ellas son muy comunes en las ermitas del País Vasco, donde se llevaba a los niños que eran tardos en hablar, se introducía la cabeza en alguna oquedad para mitigar el dolor de cabeza o incluso se frotaban algunas piedras para eliminar berrugas, etc.
Una ermita monumental
Posiblemente su origen sea medieval, aunque su fábrica actual se construye a partir de 1584. Se construye con unas inusitadas dimensiones, que dan cuenta de la devoción que suscitaba en la época. Su cabecera presenta una bóveda de crucería, mientras que la nave es de lunetos (siglo XVIII). Su puerta de acceso renacentista, de arco de medio punto, aparece guardado por un pórtico de madera. La espadaña también es del siglo XVIII.