Departamento de Cultura y Política Lingüística

247. Conjunto señorial de Bolumburu (Bolumburu, Zalla)

Etapa 7B: BILBAO • BALMASEDA

Los conjuntos señoriales bajomedievales

A partir del siglo XIV los enfrentamientos entre los dos bandos en los que se dividieron los linajes hidalgos vascos, los oñacinos y gamboinos, se generalizó. Una cruenta lucha en la que se mezclaron las disputas por cuestiones materiales, la defensa del honor del propio linaje y las venganzas por agravios pasados.

Estos linajes contaban con sus propias torres, las cuales además de ofrecer protección, constituían el elemento representativo de la grandeza de la familia, cumpliendo una función propagandística. Un uso que perduró más allá del conflicto banderizo, ya que una vez finalizado éste a mediados del siglo XV los grandes linajes continuaron construyendo sus torres a imitación de las anteriores para continuar mostrando su poderío. En el valle de Salcedo, que fue escenario de estos conflictos, las torres brotaron por doquier, constituyéndose en la zona de la comarca en la que más edificios de este tipo se construyeron. Solo en Zalla se levantaron 22 torres, de las cuales han llegado a nuestros días un número muy reducido.

Para hacerse con el control del lugar los linajes procuraban ubicar sus torres en lugares de relevancia y gran dominio del entorno, que en numerosas ocasiones se encontraban en las cercanías de importantes vías de comunicación, donde se llevaba a cabo una importante actividad. Esto facilitaba el control sobre el territorio. Además de ello, valiéndose del entorno se dedicaban a su aprovechamiento y explotación mediante el establecimiento de infraestructuras pre-industriales, como ferrerías y molinos. Los linajes que controlaban dichas infraestructuras obtenían dinero de ellas bien sea por su explotación o arrendándolas a terceros. En la comarca de las Encartaciones el río Cadagua favoreció este tipo de instalaciones, dado que su abundante caudal otorgaba la energía suficiente para el funcionamiento de la maquinaria existente en estas instalaciones. De esta manera, se constituían auténticos conjuntos señoriales vinculados a una torre y que podían estar constituidas por las industrias que controlaban y sus ermitas, que empleaban como sus capillas.

El conjunto señorial de Bolumburu

El de Bolumburu es un claro ejemplo de conjunto señorial compuesto por la torre, una ermita, un molino y una gran ferrería. Ubicado en un meandro del río Cadagua, a los pies de la torre pasaba el Camino Real y permitía el control de los elementos que conforman el grupo.

La primera mención documental de la torre de Bolumburu es de 1610, aunque el edificio conserva elementos que podrían datar del siglo XVI, como su gran planta, vanos escasamente apuntados y marcadas nacelas. Se trata de un edificio de estilo gótico-renacentista que responde a la tipología de torre de salón. De desarrollo vertical posee una planta rectangular y se compone de cuatro alturas: bajo-cuadra, dos pisos residenciales y un camarote en lo alto. Está construido en fábrica de mampostería de arenisca, con cadenas de sillares en las esquinas. En el siglo XVII fue reformada haciendo que su aspecto original quedara muy modificado. De esta época son varios elementos de gran interés como son la escalinata, el ensanchado del zaguán o el cierre del patín.

Por otro lado, la ermita de Santa Ana, ubicada a los pies de la torre y junto al camino, fue fundada por los señores de la torre Iñigo Hurtado de Salcedo y Mariaca y su mujer María Murga Escoriaza, en el año 1610. El linaje ejerció el patronato en la misma y constituyó el oratorio privado de la familia. Construida en fábrica de mampostería, se trata de un pequeño templo de planta rectangular y una cubierta a tres aguas. En su fachada principal se ubica el único acceso al templo, rematado por un arco de medio punto dovelado. Este está protegido por un pórtico sustentado por cuatro pies derechos de madera que se apoyan sobre unas basas de piedra. La fachada es coronada por una espadaña que alberga una campana.

Ubicado entre el camino y el río Cadagua se observan los restos de las industrias asociadas a la torre Bolumburu. La ferrería, que constituía la industria siderúrgica tradicional y que data del siglo XVIII, y el molino harinero que contaba con rueda hidráulica. Por la magnitud de los restos se puede ver que se trataba de un complejo de grandes dimensiones. Entre otros elementos, se conservan el canal, que llevaba el agua del Cadagua a las instalaciones, el depósito y las estoldas. Los muros que a día de hoy se mantienen en pie están construidos con fábrica de mampostería.

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