Departamento de Cultura y Política Lingüística

40. Cementera de Narrondo (Zumaia)

ETAPA 3: ZARAUTZ • DEBA

El “Cemento Zumaya”

El cemento natural, llamado, también, cal hidráulica, constituyó a partir de mediados del siglo XIX el producto estrella elaborado en el Bajo Urola, merced a la potente industria cementera que se instaló en Zumaia y Zestoa. Era un producto de gran calidad, en especial para las obras hidráulicas, de manera que alcanzó gran prestigio incluso a escala internacional, siendo conocido como “Cemento Zumaya” o “Zumaya”.

El nacimiento de esta industria se produjo a raíz de la conjunción de dos factores, uno de carácter natural y otro antrópica. Por una parte, se daba la circunstancia de la existencia de yacimientos de margas (en las canteras de Ibañarrieta) y de lignito (en el monte Ertxina), las dos materias primas con las que se elaboraba el cemento natural, situados ambos de manera próxima y accesible, hecho trascendental en una época en el que los medios de transporte terrestre eran muy deficientes. Por otra parte, los operarios ingleses que trabajaban en la ferrería de Iraeta, transformada para entonces en fandería o factoría de elaboración de chapas de hierro y hojalata, se percataron de la presencia de esas materias primas e hicieron las primeras pruebas calcinando la mezcla de marga y lignito en los hornos caleros de la zona y moliéndola después en la ferrería. Dio comienzo de esta manera la fabricación de cemento en Iraeta hacia 1838. Años más tarde, en 1846 sería la ferrería de Bekola, situada en Alzolaras, la que se sumó a la actividad y ese mismo año se constituía la primera compañía Corta, Linazasoro y Zubimendi que comenzó a producir a gran escala en su factoría Santa Cruz. En pocos años surgirían otras factorías como Nuestra Señora de los Dolores y Oiquina.

Todas estas factorías se caracterizaban por tener separadas las fases de producción de calcinación y molido, de manera que para la primera disponían de grandes hornos ubicados en las cercanías de las canteras y para la segunda de molinos movidos por energía hidráulica. La creación en 1858 de la primera fábrica de cementos, que podemos calificar de “moderna”, Nuestra Señora de los Dolores, que aglutinaba ambos procesos, constituyó un enorme salto cualitativo. Siguiendo su modelo, a lo largo de las décadas finales del siglo XIX surgirían nuevas fábricas entre las que se encuentra la cementera de Narrondo, denominada San José.

La cementera San José

Fundada por Niceto Aranguren en 1887, inició las obras de construcción dos años antes y en 1886 obtuvo la habilitación de un embarcadero en el río Narrondo para transportar el cemento en gabarras al puerto de Zumaia. A tal fin disponía de una flota de tres gabarras denominadas Narrondo 1ª, Narrondo 2ª y Narrondo 3ª, de 26, 13 y 46 toneladas respectivamente. Participó, asimismo, en la propiedad del lanchón Dos amigos, transformado en quechemarín y del lanchón Ángela y Pepita, encargados de extraer el cemento desde el puerto de Zumaia en dirección a los destinos fijados por sus clientes. La fábrica cesó su actividad en 1907.

Constituía un edificio de cal y canto y cubierta de teja de una superficie 1.470 m2 donde disponía de una máquina de vapor Rider, dotada de dos calderas de 60 caballos de potencia, que accionaban dos ruedas de molino para triturar la piedra calcinada. Disponía además de cuatro hornos de calcinación, almacenes y oficina. En 1897 introdujeron la energía eléctrica para impulsar la maquinaria. Fabricaba una producción mínima de 100.000 sacos de cemento anuales de alta calidad, merecedor de una mención honorífica en la Exposición Universal de Barcelona del año 1888. Hoy día son visibles las ruinas de algunas de estas infraestructuras como un trozo de la chimenea, parte de la náve de la fábrica y la casita que albergaba las oficinas.

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