Departamento de Cultura y Política Lingüística

33. Casco Antiguo de Getaria (Getaria)

ETAPA 3: ZARAUTZ • DEBA

El puerto de Gipuzkoa

La razón de la existencia de Getaria descansa en su carácter portuario, en haber sido durante milenios el principal y más seguro puerto refugio del Cantábrico oriental. Un puerto protegido al socaire del farallón sobre el que se asienta el núcleo de población de Getaria y de la isla de San Antón que encierra por el norte la concha o bahía de Malkorbe. Mientras San Antón, ese santo transformado en roca, velaba por la seguridad de las embarcaciones, el farallón de Getaria constituía una suerte de obsequio para el asentamiento de aquellos primitivos pobladores atraídos por la explotación de los recursos marinos. En efecto, se trata de una pequeña península que se adentra en el mar en sentido descendente, de manera que constituye una rampa natural para acceder a la orilla de la bahía. Una península que contiene un valle colgado sobre los acantilados, por cuyo fondo discurre de Sur a Norte un riachuelo que vierte sus aguas a la bahía y cuyas laderas forman dos murallas naturales que lo protegen de las inclemencias meteorológicas y humanas.

Los primeros vestigios que atestiguan la presencia humana en este privilegiado enclave son de la Edad de Bronce, en torno a 1.700-800 años antes de Cristo. Con todo, fue en época romana cuando se consolidó un núcleo de población de tal entidad que condicionaría la historia y las características urbanísticas de Getaria hasta nuestros días. Así, en respuesta al interés romano por desarrollar las actividades marítimas como el transporte y comercio naval, o la pesca, de carácter estratégico para el Imperio, a partir del siglo I después de Cristo se configuró en Getaria un importante núcleo de población, cuyos edificios de planta cuadrada se ubicaron en explanaciones practicadas en la ladera, construidos en cantería y madera y techados con tejas romanas, se establecieron en manzanas paralelas al cauce del riachuelo. Así, hace ahora 2.000 años la población de Getaria comenzó a adquirir la fisonomía escalonada y la orientación urbanística Sur-Norte, paralela al riachuelo, que le son tan características.

Durante los siguientes siglos, mientras la paulatina disolución de los modos de vida propios de la civilización romana acarreaba la decadencia de algunas actividades marítimas íntimamente vinculadas con los mismos, otras irían adquiriendo un inusitado desarrollo. Es el caso de la pesca y, en especial, de la caza de la ballena, plenamente desarrollada ya en el siglo IX entre los pobladores de Getaria. En fecha tan tardía como la segunda mitad del siglo XVII, los pescadores de Getaria continuaban capturando en aguas cercanas a su localidad una media de dos ballenas anuales.

Este desarrollo económico permitió a los getariarras obtener su privilegio foral a fines del siglo XII, confirmado en 1209. Getaria ejerció un destacado papel político en Gipuzkoa: en 1296 fue una de las integrantes de la Hermandad de las Marismas y en 1397 su iglesia fue la cuna del nacimiento de la Hermandad de Gipuzkoa, germen de la institución de la Provincia de Giupuzkoa, con sus Juntas Generales y Diputaciones.

Getaria ha dado origen a grandes marinos como Antonio de Urkiola, Domingo de Bonetxea, Manuel de Agote y el más grande todos, Juan Sebastian de Elkano.

Un trazado urbano medieval

A pesar de la total destrucción y reconstrucción de la villa durante el siglo XIX, el casco urbano de Getaria continúa conservando su configuración escalonada y la orientación Norte-Sur de sus manzanas, originadas en época romana, así como el trazado urbanístico medieval, consistente en cuatro calles paralelas (originariamente seis): San Roke, Elkano, Kale Nagusia y Aldamar, atravesadas por cantones transversales. Se conservan, también algunas construcciones, más o menos remozadas, de época medieval y moderna, entre las que destaca la magnífica iglesia gótica de San Salvador, que presenta una planta de pequeñas dimensiones, compleja y asimétrica, adaptada al abrupto relieve. No obstante, destaca por un gran desarrollo en altura, contando no con una, sino con dos triforios que recorren la nave central perimetralmente. Las naves están cubiertas con bóvedas de crucería donde destacan sus claves historiadas.

Encontramos también varias casas-torre y palacios de los siglos XVI al XIX (Zarautz Jauregia, Olano, Aldamar, Campos, Indianokua, Erromeronekua, Ayuntamiento, etc.) y restos de las antiguas fortificaciones de la villa. Por una parte se encuentra el frente de mar, con su puerta con bóveda a prueba de bomba del siglo XVI y baluarte del siglo XVII. Por otro, el frente de tierra, manteniéndose la base del baluarte del siglo XVII que hoy soporta el Monumento de Elcano, construido en 1924.

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