121. Bolera de Gorostiza (Barakaldo)
ETAPA 7: BILBAO • PORTUGALETE
El juego de bolos en la Margen Izquierda
El juego de bolos fue un deporte ampliamente difundido en el País Vasco cantábrico desde, al menos, el final de la Edad Moderna. En muchas localidades vascas aún podemos apreciar las boleras tradicionales ubicadas, muchas veces, bajo el alero de la iglesia o ermita. Sin embargo, es una actividad que ha perdido predicación y, con excepciones, las pistas o carrejos permanecen abandonados.
En el caso de la Margen Izquierda, desde fines del siglo XIX se tiene constancia de una forma particular de jugar a este deporte. Si bien el juego de bolos más habitual se realiza en una pista alargada, en forma de galería, donde los bolos se ubican en un extremo y el lanzador en el opuesto, en las antiguas anteiglesias del oeste vizcaíno el espacio y las normas de juego son diferentes. Este tipo se denomina bolos a katxete, en contraposición con el más conocido, llamado pasabolos.
Una de las diferencias es que el campo se dispone en semicírculo donde el piso es de hierba bien cortada, para facilitar que los bolos rueden con más facilidad. Además, las piezas contra las que se tira la bola no son alargadas, sino esféricas. El objetivo es que las piezas salgan proyectadas por el campo, superando las líneas que, de forma radial, delimitan cada parte del campo. En función de cuántas bolas queden en cada zona se establece la puntuación. Es condición para puntuar que la bola lanzada también supere la primera línea.
El carrejo de Gorostiza
Hay referencias a que ya se encontraba habilitado un carrejo en la zona hacia 1898, aunque posiblemente no en la misma ubicación, ya que los socios del Club Deportivo de Bolos a Katxete Goroztiza 33 compraron los terrenos actuales en 1945. Ha precisado de una reciente rehabilitación al haber estado abandonada durante más de una década. Su recuperación ha sido promovida por el refundado Club, un dato que da cuenta del renovado interés por revivir esta antigua tradición.
Siendo una infraestructura sencilla y sin complejidades constructivas, el valor de este tipo de campos consiste en que son los espacios en los que se juega actualmente a los bolos a katxete, siendo ésta una modalidad de deporte tradicional que estaba en vías de desaparición y que ha sido recuperada. Sirve de escenario para una actividad que forma parte del patrimonio inmaterial vasco.