Departamento de Cultura y Política Lingüística

4. Barrio de la Marina (Hondarribia)

ETAPA 1: HONDARRIBIA • DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN

Hondarribia y la pesca

La villa de Hondarribia recibió su carta puebla en 1203, por la que se regiría siguiendo el fuero de San Sebastián. Este texto legal posee una fuerte impronta marítima, ya que parte importante de su contenido venía a regular los negocios de índole comercial que se realizaban a través del mar.

Si bien el principal puerto de Hondarribia se hallaba en un espacio hoy en día colmatado y urbanizado, protegido al sur de las murallas de la villa, podríamos decir que se trata de un fondeadero esencialmente comercial. En efecto, la pesca costera en la bahía de Hondarribia y Hendaia, se realizaba mediante embarcaciones de menor tamaño y constituía una actividad muy importante para la población de la villa. Así, ya en época bajomedieval floreció un barrio extramuros, que hoy ha tomado el nombre de la Marina. A partir de finales del siglo XVI la actividad pesquera hondarribitarra se especializaría en la pesca de anchoa y sardina cuyo producto, una vez conservado en salazón, se exportaría por toda la fachada atlántica francesa.

La intensa actividad marítima queda reflejada en la materialización de una cofradía de mareantes dedicada a San Pedro, que tenía como fin regular la competencia entre sus socios y atender solidariamente a los miembros que no podían ejercer su profesión por motivo de vejez o por resultar impedidos. Así, consiguió evitar una conflictividad sobre los intereses de la pesca que fue notable en otros puertos guipuzcoanos y veló por los intereses de sus socios para evitar la implantación de nuevas artes pesqueras más masivas que pudieran desbancar a las artes tradicionales. Sería ya a mediados del siglo XVIII cuando una nueva coyuntura permitirá la introducción de nuevas artes de pesca que requerían de una menor mano de obra y se desarrollará la embarcación llamada trainera, con el fin de adaptarse a las exigencias de las nuevas redes de pesca.

Un barrio marinero

Como consecuencia de este contexto, una gran parte de la población hondarribitarra se dedicó a la pesca de bajura, que siguió permitiendo una forma de vida a las gentes menos pudientes. No es casualidad que la sede de la Cofradía de Mareantes de San Pedro se sitúe en este arrabal. La ubicación del barrio de la Marina al borde del estuario se explica por la necesidad de acceder al medio de trabajo sin impedimentos de otra clase, como por ejemplo, el cierre nocturno de las puertas de la villa, que podía impedir la salida de los pescadores de madrugada. Así, el barrio tuvo que dotarse también de infraestructuras que permitieran que la vida cotidiana se desenvolviera de forma rutinaria. Así, encontramos una iglesia dedidaca a María Magdalena en este barrio y, ya desde comienzos del siglo XVI, se mencionaba la necesidad de los marineros de oir misa en ella antes de la apertura de las puertas de la ciudad. El edificio actual es una reconstrucción del siglo XX, en estilo ecléctico, pero sustituyó a otros anteriores, cuyo antecedente más antiguo se desconoce.

Aunque durante el siglo XX el barrio creció considerablemente, las calles donde se concentra la antigua aglomeración son las de Santiago y San Pedro. En ellas se agolpan las estrechas casas, que comparten paredes medianiles de piedra y, las que mantienen su estructura original, poseen fachadas de entramado de madera y ladrillo. Los vivos colores con los que se pintan las balaustradas de los balcones nos recuerdan a las pinturas que se empleaban en el mantenimiento de los barcos que constituían la flota pesquera tradicional de la localidad.

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