Convivencia positiva
Los cambios sociales exigen un proceso de adaptación continua al sistema educativo. Educar en el siglo XXI es mucho más que transmitir conocimientos. Implica desarrollar competencias que favorezcan la integración personal, social y laboral de las nuevas generaciones en un contexto social en constante evolución.
En el ámbito que nos ocupa, "aprender a convivir" constituye una de las finalidades básicas del sistema educativo. Este debe aportar a cada uno y cada una de sus ciudadanos y ciudadanas herramientas personales, sociales, culturales, emocionales, profesionales, que les faciliten el logro de una vida plena y satisfactoria, como individuo independiente y como parte de una sociedad sana y moderna, con valores y principios éticos que contribuyan a la dignificación de nuestra condición humana y al avance hacia una sociedad en que todos cabemos y de la que todos nos sentimos parte. Una de esas herramientas que van a facilitar estos objetivos es el desarrollo en nuestro alumnado de la competencia para convivir y la vida en común, basada en profundos valores éticos y morales, y promotores de la defensa de los derechos humanos.
El perfil general de salida del alumnado, fijado en el Decreto 236/2015, por el que se establece el currículo de Educación Básica y se implanta en la Comunidad Autónoma del País Vasco (EHAA-BOPV 15/01/2016), define las competencias básicas que ha de lograr el alumnado al finalizar la Educación Básica para alcanzar las finalidades educativas y saber desenvolverse en los distintos ámbitos y situaciones de la vida. Entre ellas se incluye la competencia para convivir, entendida como «Participar con criterios de reciprocidad en las distintassituacionesinterpersonales, grupales y comunitarias,reconociendo en la otra persona losmismos derechos y deberes que se reconocen para unomismo, para contribuirtanto al bien personal como al bien común».(art. 7.2.c)
El reto de los centros escolares es desarrollar un modelo de convivencia asumido por la comunidad educativa (lo que implica la participación en su elaboración y desarrollo de las familias, el profesorado y el alumnado) y basado en valores democráticos.
El "aprender a convivir" está relacionado con todas las competencias básicas. Aspectos como el ejercicio responsable de la ciudadanía, el aprender a implicarse en el propio centro y en la vida social, el aprendizaje del diálogo, el respeto a los derechos humanos, la empatía hacia las víctimas, la actitud positiva ante los conflictos, el desarrollo de habilidades sociales y el control emocional, la capacidad de convertir ideas en proyectos y de llevarlas a término, el autoconocimiento y el desarrollo de la autoestima, etc., son el núcleo de estas competencias y son aprendizajes imprescindibles para "aprender a convivir".
Es voluntad de este Departamento que todos los centros de nuestra comunidad consensuen y desarrollen actuaciones que impulsen la convivencia positiva y la formación de alumnado en valores éticos y sociales sólidos.
Desde este punto de vista, los Planes de Convivencia se convierten en una herramienta muy útil para repensar, diseñar y visualizar las intencionalidades educativas de los centros respecto a estas competencias. Es por ello por lo que se considera totalmente necesario que todos los centros educativos cuenten con un Plan de Convivencia y tengan constituido el Observatorio de la Convivencia.