Es de todos. Es tuyo.
El patrimonio cultural es una herencia que hemos recibido de las generaciones pasadas. Tiene forma de casas y caseríos, de palacios y puentes, de cascos históricos y de murallas, de conjuntos monumentales, de iglesias y retablos, de pinturas rupestres y construcciones megalíticas. Tiene forma también de fábricas e industrias, de ferrerías y de hornos, de estructuras de acero.
A veces, la importancia de este patrimonio es tan excepcional que se lo considera herencia común de la humanidad. Es el caso de las pinturas de las cuevas de Santimamiñe, Ekain y Altxerri y del Puente de Vizcaya, declarados por la UNESCO Patrimonio Mundial.
Todas estas huellas culturales humanas son parte de nuestra historia y de nuestro paisaje físico y emocional. Son el soporte de nuestra memoria y son un legado que tenemos la obligación de transmitir a las generaciones venideras, junto con aquellos elementos que nosotros seamos capaces de crear y que, por su valor, merezcan preservarse.
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