Promoción de la Cultura

Gure Artea '08

Iñaki Imaz

Donostia / San Sebastián 1965

Para poder iniciar al proceso, hay que dar con una excusa, auto-imponerse unas condiciones. De éstas se derivarán una estructura. Por ejemplo, la repetición de un motivo, una forma sintética pero vaga que recuerda a un rostro. El resultado final se identifica con una serie de retratos enmarcados y no muy dignos. Dos representan la misma figura. Otra, que no lo hace, se les parece. La cuarta figura, de tres cuartos, frustra tímidamente la direccionalidad y serialidad del conjunto. Su título, Cobarde.

En todo retrato hay una interpelación al sujeto que pinta y al que mira. La serie Ellos se relaciona con trabajos anteriores sobre las ideas de interioridad (lo propio, el yo) y exterioridad (lo otro). En la obra del artista, la elección del medio no es casual. Alrededor de la práctica pictórica existe toda una mitología asociada a tópicos (proceso liberador, ensimismado, de interiorización) que es en parte responsable de una actitud condescendiente para con el medio desde el universo artístico. En esta serie y en otras, la pintura es el campo que permite exponer los límites del arte como práctica subjetiva. La forma de dotar a todo de una cierta ilusión de sentido es colocarse dentro y también fuera, poner en cuestión los mitos de la pintura (construcciones que, por otro lado, no dejan de formar parte de ella) y sucumbir a ellos.