Con todo esto se intenta demostrar que no existen unas danzas más importantes que otras. Unas son más conocidas y otras no lo son tanto. Unas son más complejas y otras más sencillas en su ejecución. Unas son rituales y otras son lúdicas. Unas son religiosas y otras paganas. Unas son sagradas y otras profanas. Unas son colectivas y abiertas, otras cerradas. Generalmente su espacio de ejecución son lugares abiertos, aunque también unas pocas originalmente se realizaban en locales cerrados. La gran mayoría eran realizadas por varones (en un momento histórico determinado), unas pocas por hembras, y en otras intervienen los dos sexos.
Las características básicas de la danza vasca, se encuentran contextualizadas entre la singularidad de los aspectos coreográficos, de carácter, históricos o festivos, y los rasgos universales de utilización tradicional, lúdica, turística y, sobre todo festivo-religiosa.
Podemos distinguir variadas formas de representación, pero inequívocamente, pertenecen todas ellas a la exteriorización a nivel humano y social de cada comunidad, patentes en la idiosincrasia de dichas manifestaciones y en el sentimiento popular de cada manifestación, por otro lado personalizado en ritos locales y familiares.