Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad

KLIMATEK. OSATU Olas de calor y salud. Impactos y adaptaciones en el País Vasco

Detalles

Las olas de calor son consideradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los fenómenos meteorológicos extremos más peligrosos, aunque reciben una atención mucho menor que otros eventos meteorológicos extremos de naturaleza más violenta y espectacular, como huracanes, ciclones o inundaciones. Los impactos de los eventos de calor extremo sobre la salud pueden ser extremadamente graves. Durante la ola de calor que afectó a Europa en julio y agosto de 2003, algunos autores estiman que pudieron registrarse hasta 70,000 muertes en 16 países (principalmente Francia e Italia), debido a las temperaturas extremas.

A futuro, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) advertía en su último informe de que, debido al calentamiento global, las olas de calor han aumentado ya su ocurrencia y se espera un aumento de la frecuencia, intensidad y duración de estos fenómenos también en las próximas décadas. Incluso en aquellas zonas donde las olas de calor no hayan representado un riesgo hasta ahora, los gobiernos tendrán que considerar la posibilidad de un aumento de los eventos de calor extremo y en consecuencia definir planes de contingencia para proteger a sus ciudadanos y ciudadanas de este riesgo.

Hasta el momento, las olas de calor no han representado un problema de salud de primera magnitud en Euskadi. Además, Euskadi cuenta desde 2006 con un Plan de Prevención en Situación de Ola de Calor que describe los potenciales efectos de una situación de calor extremo sobre la salud de las personas e identifica los principales grupos de riesgo. A pesar de que ya existen planes de alerta y prevención del impacto de las olas de calor sobre la salud en Euskadi, lo cierto es que, como consecuencia del cambio climático, se espera que este tipo de fenómenos meteorológicos extremos puedan aumentar. En este contexto, resulta por tanto fundamental no sólo hacer frente a los riesgos actuales sino buscar fórmulas para adaptarse a los cambios que se espera que sucedan en el futuro.

Euskadi cuenta con una Estrategia de Cambio Climático KLIMA 2050 que cuenta entre sus objetivos «asegurar la resiliencia del territorio vasco al cambio climático» e incorpora un análisis detallado de las necesidades de adaptación por sectores, entre ellos el de la salud pública. La convocatoria Klimatek se plantea para dar respuesta a las necesidades de la Estrategia y el proyecto OSATU se desarrolla para contribuir a sus objetivos.

En concreto, OSATU se planteó con el objetivo de analizar los impactos potenciales que las olas de calor podrían tener sobre la salud de la población en el futuro e investigar las cuestiones más importantes que pudieran apoyar a la toma de decisiones en materia de prevención de los efectos de las olas de calor sobre la salud en Euskadi.

Para alcanzar este objetivo general, se ha utilizado una metodología que consta de cuatro fases:

  • La recopilación de las últimas proyecciones de temperatura del IPCC regionalizadas; 
  • la evaluación de los impactos de las temperaturas extremas sobre la salud, en términos de mortalidad; 
  • la valoración del impacto económico del riesgo de mortalidad asociada a fenómenos de olas de calor; y por último, 
  • el análisis coste-beneficio del sistema alerta de ola de calor bajo diferentes escenarios climáticos y socioeconómicos. Los impactos del cambio climático se han estudiado en base a dos escenarios de emisión, el RCP4.5 y el RCP8.5, para el periodo entre 2020 y 2100.

Se han seleccionado cuatro municipios vascos que representan cada una de las zonas climáticas identificadas por Euskalmet, puesto que los sistemas de alerta están diseñados de forma específica para cada zona climática. Así, se ha seleccionado Donostia-San Sebastián en la Zona Costera, Bilbao en la Zona Cantábrica interior; Vitoria-Gasteiz en la Zona de Transición y Laguardia, en el Eje del Ebro.

La aplicación de la metodología a los cuatro municipios ha dado lugar a la producción de información relevante que puede contribuir a la toma de decisiones en materia de adaptación al cambio climático. Concretamente, se espera que esta información pueda ser de utilidad para la revisión y actualización de los planes de alerta temprana y prevención de los efectos de las olas de calor sobre la salud de las personas en Euskadi. Los resultados obtenidos y las principales conclusiones del estudio se describen a continuación:

  • En el escenario de emisión intermedio (RCP4.5) el impacto sobre la mortalidad sería similar al actual. Este efecto no es fruto únicamente de la evolución de las temperaturas, sino también del descenso de población que prevén los escenarios demográficos. No obstante, hay que tener en cuenta que este escenario sólo se alcanzará con la puesta en marcha de medidas de mitigación que reduzcan las emisiones a nivel global. 
  • El escenario de emisión más desfavorable (RCP8.5) representa una situación en la que no se han implementado políticas de mitigación y las emisiones siguen aumentando. En este caso, los impactos permanecen aproximadamente constantes hasta 2050, momento a partir del cual se observa un aumento significativo de los impactos, que crecen con el tiempo, así como un aumento de la variabilidad de los mismos.
  • Si se comparan los resultados de ambos escenarios, en el escenario RCP8.5 la mortalidad aumentaría en Bilbao entre 13-54%, en función de si existe o no aclimatación fisiológica. En Donostia-San Sebastián el incremento del impacto estaría entre el 18% y el 58% y en Vitoria-Gasteiz entre 46-54% (en el periodo 2020-2100). El rango viene determinado por la existencia o no de procesos de aclimatación fisiológica. En Laguardia los resultados deben tomarse con precaución debido a que es un municipio pequeño y difícilmente comparable con las tres capitales en términos estadísticos.
  • En relación a los costes, no se registran costes adicionales en el escenario de emisión RCP4.5. En Bilbao y Donostia-San Sebastián incluso se registra un pequeño descenso, que al igual que en el caso del impacto se considera principalmente resultado de las proyecciones de población. 
  • En el escenario RCP8.5, por el contrario, los costes aumentan en los cuatro municipios en el periodo entre 2020 y 2100. Este aumento es más pronunciado en Vitoria-Gasteiz y Laguardia, aunque la magnitud del coste es menor en estas dos ciudades. 
  • Los costes de adaptación, es decir, los costes del sistema de alerta, aumentan en menor proporción que el impacto. Por ejemplo, en Bilbao y Donostia-San Sebastián el aumento en el escenario RCP8.5 seria de un 12-13% respecto al escenario RCP4.5, y en Vitoria- Gasteiz entre 10-47%. Este incremento de costes sería necesario para alcanzar una reducción del impacto de entre un 60% y un 78%. 
  • Sin embargo, incluso en el escenario donde no hay un aumento del impacto, no sólo sigue siendo necesario disponer de sistemas de alerta y prevención de olas de calor, sino que sería interesante analizar la posibilidad de redefinir los umbrales de alerta establecidos en base al impacto, no sólo de mortalidad, sino también de morbilidad. 
  • El coste del impacto de morbilidad se ha estimado considerando el exceso en las hospitalizaciones durante los días de ola de calor, con fines ilustrativos. Los resultados muestran que los costes de impacto de morbilidad son mucho mayores que los costes de alerta y presentan, además una mayor variabilidad, por lo que se ve necesario profundizar en este aspecto en futuras investigaciones
  • Otra conclusión interesante se refiere a que los procesos de aclimatación, puesto que se observa que la existencia de aclimatación reduce el impacto y los costes, especialmente a medida que los impactos aumentan.
  • Por último, la estimación del ratio entre costes y beneficios muestra que los sistema de alerta y prevención de fenómenos de ola de calor son medidas altamente coste-efectivas y que pertenecen al grupo de medidas conocidas como medidas low regret o «útiles en todo caso», es decir, son medidas que generan beneficios netos tanto en la situación actual como bajo diferentes escenarios de cambio climático. De hecho, el ratio coste-beneficio se encuentra entre 25 y 9.000, es decir, en el peor de los casos los beneficios son 25 veces superiores a los costes.