Centro de interpretación ambiental Peñas Negras. Geología e Historia de la Zona Minera
Medio ambiente / Educación ambiental
Los Montes de Triano fueron conocidos ya desde época romana por la abundancia y calidad de su hierro. Así, algunas excavaciones arqueológicas realizadas hace pocos años en el valle de Oiola (Trapagaran), constataron la presencia romana en la zona (restos de cerámica de los siglos III - IV d. C.). Estos hallazgos corroboran lo dicho por historiadores como Plinio "El Viejo", que, ya en el siglo I d. C., hablaba acerca de la existencia de una "gran montaña de hierro" en el norte de la Península Ibérica.
Por lo tanto, se puede decir que el verdadero protagonista de este entorno es el hierro, mineral que provocó toda una serie de cambios a nivel económico, social, ambiental, etc.; mineral que, en definitiva, ha modelado Bizkaia y en gran medida el País Vasco, sobre todo desde mediados del siglo XIX, cuando tuvo lugar la fase de máxima explotación, "la gran explotación minera", entre 1876 y 1930.
Antes del siglo XIX no existía ningún barrio minero en la zona alta de los montes. La gente vivía en los caseríos de los pueblos del Valle de Somorrostro (desde Trapagaran hasta Muskiz). Eran baserritarras que en los meses de verano subían a estos montes a extraer el mineral. Después con carros de bueyes y mulas lo bajaban hacia la zona de la Ría desde donde se distribuía a las ferrerías.
Hasta esa época los Montes de Triano y Galdames estaban cubiertos por bosques de robles, castaños y otras especies autóctonas, lo cual constituía una fuente de riqueza fundamental para la economía campesina, debido a su aprovechamiento forestal (madera, carbón vegetal, frutos...) y ganadero, además de las minas ya mencionadas.
Esta situación se verá claramente alterada, especialmente desde mediados del siglo XIX, cuando comiencen a notarse los efectos de la Revolución Industrial. En esta época se generaliza el uso de explosivos para extraer el mineral. El trabajo se realizaba a "cielo abierto", en forma de canteras, ya que el hierro se encontraba en superficie.
Este sistema de extracción causó un gran impacto ambiental al desaparecer toda forma de vida natural, tanto vegetal como animal, lo que produjo una gran alteración del medio: el antiguo "monte de hierro" desapareció, dando lugar a un "paisaje lunar", formado por enormes socavones, rocas sueltas, escombreras...
En la actualidad estas "huellas" de la actividad minera son fácilmente observables, junto con los restos de infraestructuras y los lagos artificiales (antiguas minas a cielo abierto inundadas por aguas subterráneas), todo lo cual ha dado lugar a paisaje muy peculiar, completamente transformado por el ser humano.
Una vez que el mineral se sacaba de las canteras se bajaba con planos inclinados y líneas de baldes (similares a funiculares y teleféricos respectivamente) hacia las estaciones de los ferrocarriles que se encontraban en los valles. Estos trenes mineros lo transportaban hacia La Ría y la costa, con el fin de llevarlo al extranjero y, desde su fundación en 1902, a Altos Hornos de Vizcaya.
A finales del siglo XIX este yacimiento minero se convirtió en el más importante del mundo, debido a la abundancia y riqueza del hierro, a su facilidad de extracción, a los escasos costes laborales y a la cercanía del mar, lo que facilitaba su transporte. Así, a esta zona acudieron empresas de otros países, como la Orconera (inglesa) o la Franco-Belga, que dieron el impulso definitivo a estas minas.
La extracción masiva de mineral necesitaba abundante mano de obra, por lo que se produjo una gran inmigración de trabajadores procedentes de otras zonas del País Vasco, Castilla, Galicia, Aragón, etc. De esta manera fueron surgiendo numerosas barriadas mineras para dar alojamiento a estos trabajadores, como La Arboleda en 1877.
El aislamiento de estos nuevos núcleos, así como la rapidez y desorganización con la que se fueron creando, ocasionaron que sus vecinos padecieran unas precarias condiciones de vida. Las viviendas típicas eran las casas de madera (algunas de las cuales todavía se observan en La Arboleda) y los barracones construidos por las compañías mineras (pabellones alargados de una sola habitación donde vivían hacinados gran cantidad de obreros).
Las malas condiciones laborales (jornada excesiva, salarios bajos, trabajo a la intemperie, accidentes, etc.) unidas a la baja calidad de vida (casas insalubres, escasa higiene, pobre alimentación, etc.) provocaron una alta mortalidad, favorecida además por las constantes epidemias (cólera, tifus, etc.).
Esta situación se veía agravada por la existencia de las llamadas "tiendas o cantinas obligatorias", instaladas por las compañías mineras y regentadas por los capataces. Los mineros estaban obligados a comprar en ellas porque si no lo hacían no les daban trabajo. Esto era aprovechado por los dueños de las tiendas para venderles productos en mal estado y a precios abusivos. Además, los mineros sólo cobraban el día que iban a trabajar a la mina; cuando se paralizaba el trabajo por la lluvia o estaban enfermos o accidentados no cobraban. De esta forma, había meses que los mineros no recibían salario o, incluso, se endeudaban con su capataz.
Para responder a estas pésimas condiciones y defender sus derechos, los mineros fueron creando sus asociaciones. Así, esta zona fue también importante por el desarrollo del movimiento obrero, encabezado especialmente por los sindicatos de orientación socialista. En la plaza de La Arboleda se encuentra la sede de la UGT (constituida en 1888) y de la Asociación Obrera León XIII, de inspiración católica (fundada en 1906).
Las minas de hierro continuaron explotándose hasta los años noventa del siglo XX.
Las últimas se cerraron en Gallarta (Bodovalle) en 1993. Con el ocaso de la actividad minera la gente se fue marchando hacia las industrias de las márgenes de La Ría, por lo que muchos barrios mineros fueron desapareciendo o vieron disminuir su población, como La Arboleda, que llegó a tener más de 3.000 habitantes y en la actualidad cuenta con menos de 600.
A medida que las minas se fueron cerrando, fue disminuyendo la presión del ser humano sobre el entorno, y la Naturaleza comenzó su proceso de recuperación.
Las tierras tan degradadas de aquel "paisaje lunar" poco a poco van siendo ocupadas por especies colonizadoras (hierbas, árgomas, etc.), aunque la pobreza del suelo (destruido por las explotaciones mineras) dificulta el crecimiento de especies de mayor porte arbóreo.
Hoy en día, las personas que viven en estos barrios se dedican preferentemente a trabajar en las empresas de la zona industrial. También es importante la ganadería de vacas, caballos, ovejas y cabras. Al mismo tiempo, el sector servicios, sobre todo en La Arboleda, está experimentando un gran auge (restaurantes, alquiler de caballos, etc.), debido a las excepcionales posibilidades de ocio y culturales que ofrece este enclave tan transformado por la acción del ser humano.