ETAPA 2: ZUMARRAGA • ARANTZAZU

El Valle del Hierro

Legazpi destaca hoy día por su proyecto de Museo-Territorio Lenbur (Legazpi Natura eta Burdina) que rompe con la tradicional definición del museo como espacio único y propone una ruta por diversas construcciones del Valle del Hierro de Legazpi, entre las que destacan la ferrería de Mirandaola, el Museo del Hierro Vasco, el Ekomuseo del Pastoreo, el Rincón del Pan, el Museo de las Abejas y la “Ruta Obrera” integrada por espacios como un aula, una vivienda, o una capilla, que formaban parte de la vida cotidiana de los obreros que trabajaban en la industria de Legazpi en los años 50. Unos elementos patrimoniales que, en definitiva, tratan de explicar la relación de los vascos con su entorno, tomando para ello como eje central e hilo conductor la evolución industrial relacionada con el hierro.

El magnífico paisaje cultural que alberga tramo del valle del Urola que se extiende entre los barrios de Telleriarte y Brinkola es fruto, precisamente, de esa interacción entre el medio natural y sus pobladores que, durante siglos, organizaron su economía y su espacio tomando como eje la producción de hierro. Aunque el paisaje extendido entre ambos barrios se caracteriza por los prados y pastizales, predominando el caserío como explotación agropecuaria, cabe señalar que este conjunto es deudor de un pasado industrial, cuando los caseríos nutrían a las ferrerías de mano de obra, de animales de tiro, de carbón vegetal, de sidra y de productos alimenticios. Sus edificios palaciegos de los siglos XV y XVI, como los magníficos caseríos de siglos posteriores se construyeron gracias a la riqueza generada por la producción y comercialización del hierro. La propia historia del municipio de Legazpi está íntimamente vinculada a las oportunidades generadas por la industria del hierro. Permitió hacer frente a las largas disputas judiciales y políticas que le permitieron segregarse de la jurisdicción de la villa de Segura en 1608, adquiriendo la categoría de villa independiente.

Palacios, caseríos, ferrerías y molinos: hitos de un antiguo paisaje industrial

Ambos márgenes del Urola a su paso por Telleriarte aparecen jalonados por hermosos edificios de apariencia palaciega, obra de los siglos XV y XVI. En el margen derecho se sitúa la casa Urbitarte y en el izquierdo Araiztegui, ambos con elementos de estilo gótico. Aguas arriba del molino Txantonerrota destaca, sin embargo, el conjunto de Elorregi, presidido por el palacio. Fue construido en el siglo XVI por Gregorio de Lazarraga, propietario de la ferrería de Elorregi, base de su fortuna. Es un gran edificio cúbico de tres plantas, con la fachada principal y la izquierda de sillería. En la planta baja cuenta con una arcada formada por dos arcos apuntados, flanqueada por otras dos puertas, una de arco de medio punto y otra apuntada, así como un ventanuco conopial. También se conservan sendas ventanas geminadas de arco apuntado en la fachada izquierda y en la trasera, así como diversas saeteras.

Junto al palacio, a principios del siglo XVII se construyó una ermita bajo la advocación de San Juan. En 1824 se construyó en la orilla opuesta la actual ermita, en la que se venera una talla de San Juan, obra de Beobide. Al lado de la ermita se sitúa el antiguo molino y actual caserío de Elorregierrota. Aguas arriba se sitúa el caserío Erraizabal, anterior al siglo XVI, sede del Ekomuseo del Pastoreo. En Brinkola destacan los caseríos con porche de Agirreburualde e Igeraldegaraikoa, este último, sede del Rincón del Pan, donde se elabora con harina del molino de Igeralde. Aguas arriba quedan la ermita neoclásica de San Agustin (fines del siglo XIX), las ruinas de la ferrería de Olazar, así como la casa solar de Guriditegi, con su arco de entrada coronado por un escudo de armas y la casa Etxehaundi con elementos medievales.

Compartir en