Desde el punto de vista conceptual, la organización de este seminario situaba la reflexión que quería promover en torno a tres preguntas. En primer lugar, ¿pueden las políticas públicas hacer algo en materia de prevención de la radicalización violenta? En segundo lugar, ¿es posible identificar e impulsar propuestas que puedan resultar útiles y eficientes? Y en tercer lugar, ¿cómo, con qué herramientas, mediante qué estrategia puede abrirse un camino que pueda ser significativo y positivamente influyente en la prevención de la violencia en cualquiera de sus manifestaciones?

El Gobierno Vasco plantea como punto de partida e hipótesis de trabajo una primera respuesta a cada una de estas interrogantes.

Con respecto a la primera pregunta, puede afirmarse con una cierta contundencia que las políticas públicas pueden y deben invertir en políticas preventivas. No hacerlo, además de una irresponsabilidad, constituiría una forma de escapismo y deserción ante la obligación de enfrentar y afrontar los problemas que nos acechan. Ciertamente, la prevención en cualquier ámbito es la inversión más rentable; pero probablemente también la más compleja.

La respuesta a la segunda pregunta requiere matización. No hay forma de garantizar anticipadamente la eficiencia de un proyecto preventivo. Una actuación educativa de prevención de la violencia no garantiza, y menos a corto plazo, la desaparición de hechos violentos. La prevención se ha de orientar a crear las condiciones que hagan del recurso a la violencia una opción desechable y despreciable. Una educación para la prevención se ha de orientar a crear una masa crítica social que apuesta por medios exclusivamente pacíficos y que, incluso en la respuesta a hechos violentos, sea capaz de sobreponerse con la resiliencia de la noviolencia.

En la respuesta a la tercera cuestión – cómo abrir camino a un proyecto preventivo que deje huella –, la hipótesis planteada es que todas las radicalizaciones violentas pueden tener unas causas universales comunes.

En el marco de este seminario, el Gobierno Vasco presentó un proyecto que inicia un camino de exploración de esta hipótesis. Este itinerario pretende identificar esas causas universales, plasmarlas después en experiencias personalizadas que permitan reconocerlas, y finalmente trabajarlas con sentido educativo y preventivo.