Santimamiñe
Descubrimiento de la cueva, 1916
Fue la curiosidad de unos muchachos lo que llevó al descubrimiento de las figuras rupestres de Santimamiñe. Penetraron en la caverna y a los 60 m de avanzar por ella treparon por una galería lateral ascendente y estrecha, llegando hasta la cámara donde se encuentra el grupo principal de pinturas de la cueva. Hoy en día el acceso al lugar es fácil debido a una escalera metálica dispuesta para ello, pero sin ella el acceso exige una trepada complicada. Uno de ellos, estudiante en un Instituto de Enseñanza Media contó a un profesor del Centro el descubrimiento y posteriormente la noticia del mismo llegó al compositor Jesús Guridi, quien lo comunicó a la Diputación bizkaina. Esta se hizo cargo del hallazgo y cerró la cueva a fin de evitar destrozos en el conjunto rupestre. Eran años de descubrimientos en el campo del arte parietal paleolítico. Tras los primeros hallazgos en la Dordoña a fines del s. XIX se admitió la autenticidad de Altamira y fueron numerosos los descubrimientos durante las dos primeras décadas del s. XX. Entre ellos se encuentra el de Santimamiñe.
Descripción
La cueva de Santimamiñe se encuentra en el País Vasco, dentro del complejo de cuevas prehistóricas del Golfo de Vizcaya. Otros santuarios prehistóricos del País son Ekain, Altxerri e Isturitz. Las cuevas con arte rupestre más próximas a Santimamiñe son, por el E, las gipuzkoanas de Ekain y Altxerri, sitas a 32 y 45 km respectivamente. Por el W, dentro de Bizkaia, las de Arenaza y Venta Laperra, a 42 y 67 km.
La cueva de Santimamiñe está situada cerca de la ermita de S. Mamés (Santimamiñe), en la ladera meridional del monte Ereñusarre, cima de aspecto cónico, en cuya cúspide se encuentra otra ermita, la de S. Miguel. Esta cima pertenece a la cadena montañosa calcárea que limita por el E la cuenca del río Oka y la ría de Gernika.
La cueva se encuentra en terrenos del municipio de Kortezubi a 130 m sobre el nivel del mar. Puede ser localizada desde muchos puntos de vista. Así entre otros, desde Gernika, especialmente desde la zona de la Casa de Juntas, dado que la cima cónica citada sobresale airosa sobre el resto del macizo y a la entrada de la cueva existe un gran castaño de indias, plantado por un peón que ayudó en las excavaciones arqueológicas que tuvieron lugar poco después del hallazgo.
En otro orden de cosas la cueva de Santimamiñe muestra una gran belleza geológica, con un gran número de formaciones estalagmíticas y estalactíticas que en casos se unen completando magníficas columnas a lo largo de todo el recorrido de la cueva. Por otro lado hay preciosos mantos de concreción sobre sus paredes, originando a veces cortinas finas de carbonato cálcico, en casos blanco, en casos rojizo, por la carga de óxidos de hierro que llevan las aguas.
La cueva ha estado abierta al público desde su descubrimiento. Además de las personas adultas interesadas, todos los años acudían numerosos alumnos de todas las edades, desde la Enseñanza Primaria hasta la Universitaria. Era típica la excursión de los alumnos menores de los cursos de bachillerato hacia finales de cada curso a Santimamiñe.
Todo ello ha supuesto un deterioro de las figuras, que han perdido mucho de su nitidez inicial, como ocurre en tales casos en otros santuarios. Así Lascaux o Altamira antes de sus cierres definitivos.
Esta situación ha llevado a la Diputación de Bizkaia (autoridades provinciales) a hacer lo mismo con esta cueva. De ahí que las partes que contienen las figuras, en especial la cámara y antecámara, están ahora cerradas al público y sólo pueden ser visitadas por los especialistas o los que realizan trabajos determinados sobre el arte rupestres de esta cueva, como es la presente página.
En casos ha sido el desconocimiento de quienes han realizado determinadas obras el que ha dañado gravemente algunas figuras. De todas formas, el resto de la cueva, es decir la galería principal, en la que hay solamente un número muy reducido de figuras, sigue abierto a las visitas.
Estudio
El principal estudio de la cueva fue realizado por T. De Aranzadi, J.M. de Barandiaran y E. de Eguren entre 1918 y 1926. Durante estos años llevaron a cabo la excavación del yacimiento existente a la entrada de la cueva y realizaron también el estudio de las figuras rupestres. Estas fueron publicadas en 1925.
Posteriormente existe otra publicación divulgación hecha por J. M. Apellániz en 1960 y una nueva investigación realizada por X. Gorrotxategi, que va incluida en su tesis doctoral sobre el Arte paleolítico parietal de Bizkaia publicada en 2000.
El yacimiento arqueológico de la entrada proporcionó niveles que van desde el Auriñaciense hasta la época romana. El nivel Magdaleniense es importante y al él pertenecen las figuras de la cueva. En él apareció también un canto rodado, probable compresor, que lleva grabada la figura de un zorro, junto a una serie de líneas más.
A lo largo de los años han vuelto a descubrirse algunas pocas figuras más, tanto junto a las anteriores, como en la galería principal. Algunas de éstas se encuentran a 120 m de la entrada y para acceder a ellas es necesario recorrer una galería compleja de numerosos ascensos y descensos, hoy facilitados por toda una serie de escaleras.
En el yacimiento destaca también un gran conchero perteneciente a una época posterior al de las figuras rupestres, que indica que los moradores de Santimamiñe recolectaron grandes cantidades de conchas marinas para su alimentación, una vez terminada la glaciación y cuando la línea de costa se acercó a la situación actual. Ya que durante el Magdaleniense se encontraba alejada varios kilómetros de la actual y la llegada al mar era mucho más penosa.
Figuras
Las figuras de Santimamiñe se encuentran en tres zonas de la cueva:
- Primera sala de la galería principal, a unos 30 m de la entrada. En ella solo tres figuras de las que únicamente es claramente determinable una.
- a) Antecámara y b) Cámara, a las que se accede desde la sala citada. Ambos ámbitos contienen la mayor parte de las figuras de la cueva.
- Zona profunda con cuatro figuras más, de las que solo son claramente determinables dos.
Primera sala de la galería principal
Las primeras figuras están situadas en la primera sala de la galería principal, una vez superado el amplio vestíbulo donde se encuentra el yacimiento arqueológico. Tras este vestíbulo la galería principal muestra un estrechamiento de unos 10 m de longitud, para dar la primera sala que mencionamos.
Cabra montés
En esta sala hay tres figuras, de las que solo es fácilmente determinable una cabra montés situada sobre una capa de concreción del techo de la sala. Mira hacia la entrada de la antecámara. Es una figura pequeña de no más de 30 cm entre morro cola. Está pintada en negro y se ve en ella preferentemente la cabeza con los cuernos, todo el dorso, la cola y parte del vientre. No se aprecia bien el morro. Los cuernos largos muestran que se trata de un animal macho.
Por fin, volviendo a la galería principal y avanzando en ella un centenar de metros más, hay unas pocas figuras más entre las que destacamos un caballo y un bisonte.
Caballo
Pintado en negro y mirando hacia la izquierda del observador, conserva la silueta de su tren delantero, incluida la pata anterior. Una línea que va desde la zona posterior del ojo hacia la cruz, parece indicar la diferenciación de la línea dorsal del cuello y la crinera.
Bisonte
Situada frente a la figura de caballo, en la pared opuesta de la galería, hay un bisonte pintado en negro, que muestra la silueta completa, con una gran giba y dos patas por par, notoriamente largas.
La cámara es una cavidad rectangular de 4 m de longitud, 3 m de anchura y 3,5 m. de altura. Es en este lugar donde se encuentra el conjunto más espectacular y numeroso de Santimamiñe.
A la entrada de la cámara y sobre una estalagmita cónica, cerca del suelo, hay varios bisontes grabados y pintados, junto a otras líneas, que son difíciles de ver y fotografiar.
Nos fijaremos en las restantes figuras de la cámara, comenzando por las existentes en el panel principal de la cámara, por encima y a la derecha de la citada estalagmita cónica. En este panel existen ocho bisontes, un caballo y una línea arqueada, que podría representar un dorso de otro bisonte en posición vertical.
Bisonte inferior
Es el bisonte menos marcado del conjunto. Mira hacia la derecha del espectador y mide 42 centímetros. Es una silueta pintada en negro, casi completa, a falta de las patas anteriores. Lleva la cola alzada.
Bisonte
Situado sobre el anterior bisonte, está pintado en negro muy cuidadosamente. Ocupa el centro de las figuras menores del panel. Además del contorno completo, con dos patas por par y dos cuernos, lleva modelado parte del interior del cuerpo, mediante un sombreado que afecta a toda la zona inferior del cuerpo y que da constancia de la diferencia de pelaje. Otras zonas modeladas son la zona cérvico-dorsal y la base de la giba. En las dos patas delanteras se representan las pezuñas desproporcionadamente grandes.
Bisontes
Se trata de dos bisontes pintados en negro, opuestos por el dorso. El inferior, que mira hacia la izquierda del espectador, es más completo que su opuesto. Este lleva solamente el cuarto trasero y la giba.
Caballo
Por encima de las figuras anteriores hay un caballo pintado, mirando hacia la izquierda del espectador. Se ha recalcado en él la crinera, la línea separadora de cabeza y cuello, y las zonas de la grupa e ijar. En la cabeza se distinguen la oreja, boca y nariz. La cola, gruesa, con representación de pelaje mediante trazos paralelos, la lleva ligeramente alzada. Es un caballo “culón” análogo a los de Ekain.
Bisonte
Pintado en negro y mirando hacia la derecha del espectador, está completo y trazado con muchos detalles. Lleva dos patas por par, así como dos cuernos. Un sombreado intenso modela toda la parte de la giba, separación de cabeza-cuello y toda la parte inferior del animal, a la manera como hemos visto en el bisonte situado detrás de él.
Bisontes
Se trata de dos bisontes pintados, que miran hacia la izquierda del espectador. Son los dos bisontes mayores del panel y los que más sombreado interno llevan. El anterior, de 60,5 cm. de longitud, lleva dos patas por par. Las traseras muestran una diferencia en el sombreado, quedando sin ese modelado la pata derecha, para destacar su alejamiento en perspectiva. El posterior, de 61,5 cm., lleva dos colas, como si hubiera sido corregida la primera que quedó incorrecta.
Oso
En otra zona de la cámara existen entre otras menos visibles, la figura de un oso y la cabeza y cuello de un ciervo.
Pintado en negro, mira hacia la izquierda del espectador. Muestra la silueta completa, con dos patas por par pero sólo una oreja. Han sido representados asimismo el ojo y el sexo. Pertenece a la especie actual de oso pardo, como lo denota su desarrollo lumbar. El oso de las cavernas presentaba un desarrollo mayor en la cruz y la grupa caída.
Ciervo
Pintado en negro, este ciervo se encuentra en posición vertical mirando hacia el suelo. Conserva la cabeza con la cuerna y dos orejas. El ojo ha sido marcado también claramente.
Girando hacia la derecha en la cámara, hay un grupo de tres bisontes, sobre una colada estalamática.
Tres bisontes
Están pintados en negro y se encuentran en posición vertical. Los dos superiores cabeza abajo y el inferior cabeza arriba. Los tres muestran las siluetas más o menos completas. Los tres llevan la cola alzada y arqueada. El más detallado es el superior derecho, en el que pueden apreciarse claramente los dos cuernos, la barbilla, dos patas anteriores y una trasera y un modelado interior.
Cabra montés
En la zona opuesta a las figuras principales de la cámara, se encuentran otras más, entre las que sobresale una cabra.
Pintada en negro y dirigida hacia arriba en posición vertical, conserva la silueta del cuerpo, pero faltan sus extremidades. En la cabeza se han representado con cuidado el hocico y el ojo, así como también un cuerno. Un resalte estalagmático marca la línea dorsal del cuello, entre el cuerno y la cruz.
Desde la primera sala de la galería principal se asciende dificultosamente (hoy fácilmente por una escalera) a la antecámara. En ésta se encuentra una docena de figuras, algunas de ellas hoy muy difíciles de ver por el deterioro que han sufrido desde que fueron descubiertas. Destacan las siguientes:
Bisonte
Este bisonte está pintado en negro en posición vertical, con el cuarto trasero hacia abajo y dirigido a la derecha del espectador. Conserva fundamentalmente la silueta de su cuerpo, a falta de su parte anterior. Un trazo recto bajo el mismo parece representar una pata trasera.
Bisonte
Está situado por encima del anterior bisonte y a su derecha. Este bisonte, también pintado en negro, está dirigido hacia la izquierda del espectador. Falta su cabeza, pero conserva mejor el resto del cuerpo.
Caballo
Está pintado en negro. Conserva la silueta completa, incluida la cabeza con sus orejas, pero faltan las patas anteriores. Mide 46 cm de nalga a hocico. Llaman la atención las orejas muy alargadas así como el cuello y la cola. También la grupa hace un saliente notable, como el caballo del camarín y muchos de los de Ekain.
Caballo grabado
Se encuentra sobre el caballo anterior, mirando hacia la derecha. El grabado se limita a la cabeza y comienzo de la línea ventral del cuello. Este grabado se prolonga en una grieta de la roca, que corresponde a la línea de la crinera, cruz y comienzo del dorso del animal.
Caballo grabado
Este grabado de caballo se encuentra bajo el caballo grabado anterior. Hoy queda de él solamente la cabeza y la crinera. Se han perdido la zona posterior con su cola y la línea ventral. En la cabeza han sido representados el ojo y la boca.
Bistone
Pintado en negro, mide 51,5 cm. de nalga a base del cuerpo. Está representada toda la línea dorsal del animal, desde cuerno hasta nalga y la línea ventral con arranque de las patas. En este bisonte se aprecian dos detalles de pelaje: una zona triangular en la base de la giba que señala la diferencia de pelaje en este área y la crinera realizada mediante líneas cortas paralelas. Falta la cabeza, salvo los citados cuernos.
Bisonte
Pintado también en negro, es la figura más completa de la antecámara. Mira hacia la izquierda. Lleva detalles tales como el sexo y la cola arqueada.
Panoramas
Bibliografía
- ALTUNA, J.
1976 Prehistoria Vasca. Euskaldunak 1, 16-32. Edit. Etor. San Sebastián. - APELLANIZ, J. M.
1969 La caverna de Santimamiñe. Publicaciones de la Excma. Diputación de Vizcaya. 60 págs.
1982 El arte prehistórico del País Vasco y sus vecinos. Ed. Desclée de Brouver. Bilbao. 231 págs. - ARANZADI, T., BARANDIARAN, J. M. & EGUREN, E.
1925 Exploraciones en la caverna de Santimamiñe (Basondo, Cortezubi) I: Figuras rupestres. Gráficas Grijelmo. Bilbao
1935 Exploraciones en la caverna de Santimamiñe (Basondo, Cortezubi) III: Yacimientos azilienses y paleolíticos. Diputación de Vizcaya. Bilbao - BARANDIARAN, I.
1967 El Paleomesolítico del Pirineo Occidental. Monografías Arqueológicas III. Zaragoza.
1988 Historia General de Euskalerria. Prehistoria: Paleolítico. 624 pag. + 56 láminas. Ed. Auñamendi. San Sebastián. - GORROTXATEGI, X.
2000 Arte paleolítico parietal de Bizkaia. Kobie. Anejo 2. 569 págs.
