Eurostat, la oficina de información estadística de la Unión Europea, publica este informe con datos sobre el proceso de envejecimiento creciente que experimenta la población de los países europeos que forman la UE-28 (en 2019 y antes del abandono de la Unión Europea por parte del Reino Unido).
Las generaciones mayores en Europa asisten a los cambios vinculados al proceso de envejecimiento mundial que afecta a las respectivas sociedades y economías, con consecuencias en dimensiones que comprometen la calidad de vida, la vivienda, la salud, la protección social, el mercado laboral, las demandas de bienes y servicios, las estructuras familiares, la sostenibilidad fiscal o los lazos intergeneracionales, por citar algunas de ellas.
El informe Envejecimiento en Europa: una mirada a las personas mayores (Eurostat, 2019) presenta una serie de indicadores socioeconómicos -con datos recogidos entre mayo y junio de 2019- por grupos de edad en grandes seis áreas:
- Desarrollo poblacional
- Vivienda y condiciones de vida
- Salud y discapacidad
- Trabajo y jubilación
- Pensiones, ingresos y gastos
- Vida social y opiniones
La radiografía de la población mayor de 65 años y las proyecciones para esta en la EU-28 en 2050 sitúa a Europa ante un escenario, del que destacamos los siguientes aspectos:
- Un 19,7% de la población supera actualmente los 65 años, lo que en conjunto supone un quinto de la población total de EU-28 (2018).
- Los datos sugieren que este proceso de envejecimiento se intensificará en las próximas décadas, resultando en un aumento de la población mayor de 65 años. Se estima que el crecimiento de personas mayores de 65 años pasará de 101 millones (2018) a 149 millones en 2050, fundamentalmente en la franja de personas con edades entre los 75 y los 84 años de edad (se calcula que esta franja crecerá un 60,5%).
- Se proyecta que el número de personas con 85 años pase de 13,8 millones en 2018 a 31,8 millones en 2050. El sobreenvejecimiento de la población constituye uno de los núcleos de este desafío demográfico al comportar costes considerables relacionados con una adecuada atención sanitaria y provisión de cuidados, y la intensificación del uso de los servicios sociales.
- Se constatan diferencias de género en el proceso de envejecimiento, pese a que, en los últimos años, la desigual supervivencia entre hombres y mujeres se ha visto reducida. En EU-28 en 2018, por cada varón mayor de 65 años se identificaban, al menos, 1,32 mujeres.
- En relación a la esperanza de vida libre de discapacidad, en 2017 en la UE-28 se estima que una mujer mayor de 65 años podría vivir de media 10,2 años más en buenas condiciones de salud, frente a los 9,8 años de un varón mayor de 65 años.
- En consecuencia, el índice de dependencia de la población mayor de 65 años respecto a la población en edad activa ha ascendido del 23,5% en el año 2001 a un 30,5% en 2018, proyectándose un crecimiento de este índice de dependencia hasta el 49,9% en el año 2050. Es decir: en 2050 se estima que por cada dos personas en edad activa -en términos laborales- existirá una persona mayor de 65 años.
- Se identifican a los entornos urbanos como espacios de vida más ventajosa a partir de los 65 años, debido a una mejor oferta de servicios. El 42% de la población mayor de 65 años de la UE-28 reside mayoritariamente en entornos urbanos en 2018 y el 20% en áreas rurales, con España como caso más excepcional y en el que su población mayor de 65 años reside de forma muy mayoritaria en áreas rurales.
- Respecto a la composición de los hogares en 2018, el 58,8% de los varones mayores de 65 años conviven con su pareja, cifra que se reduce al 39,6% en el caso de las mujeres. Las mujeres mayores de 65 años presentan, en consecuencia, un mayor riesgo de enfrentar situaciones de soledad: en 2018, el 40,4% de mujeres viven solas frente al 22,4% de varones. La soledad comienza a emerger como creciente riesgo social, con las mujeres mayores solas como un grupo vulnerable de la población, en riesgo de padecer pobreza y exclusión social.
- A diferencia del gasto sanitario, que en la mayor parte de los países de la UE se encuentra cubierto por los respectivos sistemas de protección social, los cuidados de larga duración tienen importantes consecuencias para la economía de las personas mayores, fundamentalmente porque la responsabilidad de la financiación de los cuidados institucionales recae totalmente o en buena parte en estas. En 2011, el 3,8% de mujeres mayores residen en hogares institucionales (residencias) mientras que en el caso de varones esta cifra es notablemente inferior: un 1,9%.
- A diferencia de otros grupos de edad, en el caso de las personas mayores de 65 años, estas habitan en viviendas de baja ocupación, con un ratio de 2,1 habitaciones en hogares compuestos por dos personas -al menos una de ellas mayor de 65 años- y de 3,4 habitaciones por vivienda en aquellos hogares unipersonales de mayor de 65 años (2017). Esto es, las personas mayores continúan residiendo en sus viviendas incluso después de que sus hijos e hijas abandonen el hogar, a pesar de la falta de adaptación de estas en condiciones y dimensiones a sus nuevas necesidades y circunstancias. En España esta cifra alcanza valores de entre 4,5 y 4,7 habitaciones en un hogar unipersonal de mayor de 65 años.
- En 2017, el 10,1% de la población mayor de 65 años de la UE-28 se encuentra sobrecargada por el coste de la vivienda (hipoteca, suministros, etc.). Es decir, estos costes suponen más del 40% de los ingresos disponibles de la persona.
- En 2017, casi tres cuartas partes de la población mayor de 85 años padece al menos una enfermedad crónica.
- Se detecta una proporción elevada de personas de más de 75 años de edad que se enfrentan a grandes dificultades para llevar a cabo tareas básicas de la vida cotidiana, lo que dificulta que puedan continuar una vida independiente y evidencia la demanda creciente de los servicios de ayuda domiciliaria.
- En 2012, en la UE-28 un 37.5% de personas de entre 50 y 69 años, continuaron trabajando para bien aumentar o bien complementar su pensión y disponer de suficientes ingresos.
- En 2016, el 235 de la población de la EU-28 era beneficiaria de una pensión de jubilación o de viudedad.
- Se confirma que son las mujeres, especialmente entre los 55 y los 64 años, las que asumen en mayor medida los cuidados no profesionales (un 12,8% de las mujeres en esta franja de edad), ya sea en su mismo hogar o en un hogar diferente. La proporción de varones que proporcionaron únicamente cuidados en el seno del hogar asciende a 6,1% en el caso de varones mayores de 75 años y de 4,9% en el caso de las mujeres.
Este informe parte de la consideración del proceso de envejecimiento como una historia de éxito, resultado de una combinación de factores (reducción de la mortalidad infantil, avance en la tecnología médica, mejora en las condiciones de vida generales, aumento de la longevidad, disminución de las tasas de fertilidad, etc.) aunque en cada apartado profundiza, también, en las principales claves de los retos económicos y sociales que este cambio demográfico entraña para la economía, la sociedad, la calidad de vida y la salud de las personas mayores de 65 años en la Europa presente y futura.
Además, Eurostat ofrece acceso a información estadística básica sobre la población mayor , seleccionable -y en algunos casos comparable- para cada uno de los diferentes países de la Unión Europea. Actualmente se puede consultar información correspondiente a seis áreas: Población, Vida laboral, Condiciones de vida, Ocio y tiempo libre, Salud y Vida social.
Si desea ampliar esta información consulte el informe Envejecimiento en Europa: una mirada a las personas mayores (Ageing Europe. Looking at the lives of older people in the EU, Eurostat: 2019)