Premios Euskadi de Literatura 1997
Literatura en euskera
Literatura en castellano
Literatura infantil y juvenil
Traducción literaria al euskera
Premio Difusión
LITERATURA EN EUSKERA
Aingeru Epaltza
Tigre ehizan
Elkar
Aingeru Epaltza (Pamplona, 1960)
Nacido en (Navarra) en 1960. Periodista. Ha trabajado en los periódicos "Deia y Navarra Hoy", y en la cadena autonómica ETB, además de colaborar en la emisora Radio Popular de Loyola y en los diarios "El Mundo y Euskaldunon Egunkaria". En la actualidad es traductor en el Gobierno de Navarra.
Aunque ha tocado otros géneros como el teatro, la poesía y el reportaje etnográfico, su labor se ha desarrollado sobre todo en el campo de la narrativa, tanto en la literatura para adultos como en la infantil o juvenil. Tres novelas suyas han sido acreedoras de otros tantos premios literarios: "Sasiak ere begiak baditik", el Certamen del Ayuntamiento de Pamplona para escritores noveles, en 1985; "Ur uherrak", el "Premio Xalbador, en 1991, y "Tigre ehizan", "Premio Euskadi" 1997. Además, ganó el premio "Ricardo Arregui" de periodismo en 1990.
Su novela "Ur uherrak" ha sido publicada en castellano con el título "Agua turbia" (1995, Hiru, Hondarribia).
Tigre ehizan
7 de agosto de 1944. Martin y Martintxu, padre e hijo, comparten su situación de exiliados, aunque separados por varios miles de kilómetros. El primero trabaja para una compañía petrolífera en el Llano venezolano. El segundo, en Iparralde, es testigo de los últimos días de la ocupación alemana. Sendas cacerías, cada una de diferente signo, unen durante la misma jornada los destinos de los dos miembros de la familia.
"El Tigre devino tema caso único de conversación en las casas de los cuatro amigos. Como si en todas se hubieran puesto de acuerdo, ninguno de ellos dejó de recibir la tajante orden de no acercársele bajo ningún concepto. Un mandato que no dejaron de desobedecer desde el primer día. Josef, el comandante del tanque, les saluda con la mano desde la torreta del blindado y Martintxu les solía responder de la misma forma. Esto encendía la cólera de Kaiet, quien defendía que a los boches no había que saludarles, sino pegarles un tiro entre los ojos."
Una vez más, Aingeru Epaltza viene a demostrarnos con esta novela corta su habilidad y su fuerza como narrador. Bajo la fachada realista de un relato clásico de aventuras, nos sitúa frente a un drama casi metafísico que tiene como protagonistas refugiados vascos de la Guerra Civil.
LITERATURA EN CASTELLANO
Pedro Ugarte
Los cuerpos de las nadadoras
Anagrama
Pedro Ugarte (Bilbao, 1963)
Abogado-economista, ha vivido, sin embargo, de muy distintas formas de periodismo y ha escrito guiones de cine y televisión. Es autor de dos poemarios,"Incendios y amenazas" (1989) y "El falso fugitivo" (1991), y de cuatro libros de relatos. "Los traficantes de palabras" (1990), "Noticia de tierras improbables" (1992), "Manual para extranjeros" (1993) y "La isla de Komodo" (1996).
Los cuerpos de las nadadoras
Abrumado por la inaplazable obligación de seguir sobreviviendo, Jorge el narrador de "Los cuerpos de las nadadoras", que ya había deambulado por otros libros del autor, asiste a la familia, los amigos, el trabajo y las relaciones sentimentales con divertida perplejidad y secreto sufrimiento. Un ciclo vital se abre y se cierra en este texto que, más que novela de iniciación, parece ser novela de iniciación y terminación sin que nada de lo iniciado pueda llegar a buen fin, como sucede en toda biografía llevada hasta sus últimos extremos.
Como una estructura original, en una sucesión de ágiles fotogramas, cada capítulo configura una narración autónoma englobada en esa otra narración mayor de una novela (de una vida) concebida como enigma irresoluble.
Los cuerpos de esas mujeres que se suceden en la vida del protagonista marcan el camino de un soledad íntima y desasistida, una soledad que, como él mismo relata, "quizás es en las alcobas donde se hace más visible". "Los cuerpos de las nadadoras" es una novela guiada por el mejor humorismo de este siglo terminal, donde la risa resulta uno de los escasos asideros para la observación inteligente, y la ironía, a fuerza de divertida, esconde en su seno un regusto melancólico y amargo.
LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL EN EUSKERA
Bernardo Atxaga
Xola eta Basurdeak
Erein
Bernardo Atxaga (Asteasu, 1951)
Bernardo Atxaga es el seudónimo de Joseba Irazu. Se licenció en Ciencias Económicas en la Universidad de Bilbao, y trabajó en diferentes campos (profesor de euskara, guionista de radio, vendedor de libros, economista, etc.), hasta que, a comienzos de la década de los 80, se metió de lleno en la literatura.
En 1972 publicó sus primeros poemas y obras de teatro experimentales en euskara, y en 1976 vio la luz su primera novela: Ziutateaz. Tras ella llegaron, entre otros, el libro de poemas Etiopia (1978), Bi anai, novela breve, y varios libros que han sido punto de inflexión de la literatura infantil y juvenil: Sugeak txoriari begiratzen dionean o Bi letter jaso nituen oso denbora gutxian, por nombrar sólo dos.
Atxaga es el paradigma del escritor comprometido con la literatura: sabedor de que la labor del escritor no termina en el libro, ofrece también lecturas públicas (Henry Bengoa inventarium, Lezio berri bat ostrukari buruz); por otro lado, varios cantantes y grupos de éxito (Mikel Laboa, Ruper Ordorika, Itoiz, Jabier Muguruza...) han puesto música a sus textos, y todo ello le ha proporcionado, además de la buena acogida de la crítica, un público amplio y entregado.
Es difícil imaginar la literatura vasca contemporánea sin Atxaga. La invención del territorio de Obaba, que tiene tanto de mundo fantástico como de mundo rural, ha sido lo que más fama le ha dado. Desde que publicara Obabakoak en 1988 (Montxo Armendariz ha llevado al cine varias narraciones de este libro bajo el título de Obaba), sus libros, siempre esperados (Behi euskaldun baten memoriak, Gizona bere bakardadean, Zeru horiek, Groenlandiako lezioa, Soinujolearen semea), han suscitado gran admiración tanto en nuestro país como fuera de él. Además del Premio Euskadi, ha recibido el Premio Nacional de España, el Premio de la Crítica y el Prix Millepages.
Con una obra traducida a más de veinte idiomas, Atxaga es el escritor vasco actual más conocido.
TRADUCCIÓN LITERARIA AL EUSKERA
José Morales Belda
Gure garaiko heroia (Lermontov)
Idiazabal
José Morales Belda (San Sebastián, 1960)
Es licenciado en Periodismo y se dedica a la traducción. Anteriormente ha traducido para esta colección la novela "La madre" de Maxim Gorki y "La hija del capitán de Aleksandr S. Pushkin" al euskera.
Gure garaiko heroia (Lermontov)
"Gure garaiko herioa" es una novela psicológica de aventuras escrita entre 1838 y 1840. Reúne cinco narraciones ("Bela, Maxim Maximitx, Taman, Meri printzesatxoa y Fatalista") y en la misma Lermontov nos cuenta las experiencias que vivió el oficial ruso Petxorin en el Cáucaso. Se considera una obra clásica de la prosa rusa y tuvo una gran influencia en la sociedad y en la literatura posterior.
PREMIO DIFUSIÓN
Ramon Saizarbitoria
Bihotz bi. Gerrako kronikak
Erein
Ramon Saizarbitoria (San Sebastián, 1944)
Ramón Saizarbitoria es el novelista más consolidado de la narrativa vasca. Él fue quien escribió, hace treinta años, la primera novela moderna y también a él le debemos las obras más interesantes de estos últimos años.
Haciendo suyas las aportaciones de la novela europea, y en particular de la francesa, y sin apartarse de la influencia de algunos guionistas cinematográficos de la década de los sesenta, cambió, tanto en la técnica como en el contenido, el panorama de la literatura vasca.
El paisaje natural de Saizarbitoria es la ciudad, y enteramente urbanas son también las tribulaciones y las decisiones de sus personajes: el anónimo contador de historias y Gisèle en su determinación por abortar ("Egunero hasten delako"), el activista que encontró la muerte en el laberinto hecho a la medida de "Ehun metro", el hombre tendido en la cama que, para asegurarse de que continúa vivo, se cuenta historias mirando al techo de su habitación ("Ene Jesús"), Iñaki Abaitua que, tras incontables pasos ("Hamaika pauso") por ese rito sacrificial del inocente, nos condena, una y otra vez, a asistir a la repetición de la misma muerte, o el protagonista que, en la primera página, confiesa haber arrojado a su mujer por la ventana ("Bihotz bi").
Con ser sugerente su temática, destaca la habilidad de Saizarbitoria a la hora de construir la novela: la ágil utilización de los recursos narrativos; la ironía y el humor; las continuas idas y venidas en el tiempo. Son algunas de las características del autor que le distancian del contador de historias tradicional. No trata de guiar al lector llevándole de la mano, linealmente, del principio hasta el fin. Contrariamente, prefiere darle cuenta desde un principio del desenlace y, a partir de ahí, hacerle cómplice en el montaje de la trama. La verdadera aventura literaria es la de crear ese montaje: la aventura de contar. Alguien dirá que la literatura cuenta siempre las mismas cosas, que lo único que cambia es la fórmula narrativa. Y, con todo, eso que se nos cuenta tiene la capacidad de emocionarnos.
Tal perspectiva novelística precisa el desarrollo de recursos distintos de los tradicionales: el narrador se pone a disposición de la memoria asociativo-afectiva.
En las novelas de Saizarbitoria -en "Ehun metro" o en "Hamaika pauso", por ejemplo- la narración se construye desde la interioridad de sensaciones físicas o de elementos concretos. Basta un olor, una flor, para activar la clave del mundo narrativo. Y es que resulta caprichosa, la memoria.
Tanto la narrativa tradicional como la de Saizarbitoria son ficción. Ficción, es decir, artificio. En consecuencia, la experiencia del mundo marcaría la medida del artificio y, por lo tanto, la credibilidad de la ficción. Y, en esto también, la narrativa de Ramón Saizarbitoria es moderna y auténtica.
Bihotz bi. Gerrako kronikak
Y así es como escribe con un tono cómico, cariñoso, muchas veces maravilloso sobre lo banal y todas esas cosas. La exageración también está presente, así como ese pasado borrado por el tiempo, el hábito del conocimiento, el cansancio, la imposibilidad de decir o no decir las palabras, la imposibilidad de hacer o no hacer el gesto que la guerra podría evitar, esa práctica insolente que provoca enfurecimiento. El rito sangriento del odio, la indiferencia, la cólera, la compasión y la ternura, o también el rito de aparentar todo ello. El creer ingenuamente que se conoce bien al prójimo y que se es uno mismo. Esa obstinación sin fundamento. Esa guerra sin sentido de miradas, pensamientos y previsiones: hará esto, pensará eso, creerá aquello, y quizá, probablemente, acaso… ¡Ah, qué agradable resulta compadecerse de uno mismo!
Al mismo tiempo, ese afán por saber con certeza que alguien te pertenece, sin exponerte absolutamente a nada; esa falta de seguridad que no es más que un obstáculo. Amar tan mal, el querer seguir siendo lo que se era, aunque ya no lo sea. Porque el amor no está en manos de cualquiera. Pobrecito, tan ridículo, tan egoísta, y al mismo tiempo, alguna vez, tan tierno.
Y luego está esa chica, tan transparente, que incluso puede que el hombre no la vea. No es nada. No es. Cómo se puede calificar a alguien que aparece y desaparece como por acto de brujería, alguien que no pesa más que un sueño, que ni tan siquiera tiene el nivel de la esperanza.
Y un poeta mediocre, que justo entonces tenía que aparecer allí por fortuna.
Y Samuel, el viejo soldado, ejerciendo de padre, el único sensato dentro de esa insensatez.
Y aquel otro, que ha entrado por la ventana y ha reventado contra el pavimento del patio. Una banalidad. La vida sigue adelante, a pesar de algunos problemas en el juzgado; nada grave. Qué extraña es nuestra existencia.