La FuNdicIOn Bilbao, 36 años siendo puente entre creadores y públicos

  • La FuNdicIOn Bilbao, 36 años siendo puente entre creadores y públicos

La FuNdicIOn Bilbao lleva desde 1986 siendo punto de reunión de artistas y apoyando la creación y la exhibición, en constante contacto con los públicos. Hemos hablado con Laura Etxebarria para saber más sobre este proyecto de artes escénicas.


¿Qué es La FuNdicIOn y cómo nació?

La programación de La FuNdicIOn y sus actividades relacionadas con el teatro y la danza constituyen uno de los lugares socioculturales en Bilbao, no sólo por la importante muestra (programación) que reúne en torno a las artes escénicas, sino por el papel que asume en el terreno de la gestión cultural.

La FuNdicIOn se ha convertido en un punto de confluencia de artes y artistas de la escena y otros: entidades culturales, socios privados e instituciones públicas, y en un cauce para la comunicación de los diferentes lenguajes y su interrelación. Una ventana necesaria para las nuevas tendencias escénicas.

Es un obligado punto de referencia en los circuitos escénicos nacionales e internacionales de creación contemporánea. Una iniciativa privada, que, con el compromiso de una participación activa en la difusión de líneas artísticas y en coordinación con otros organismos y proyectos, representa un foco de contemporaneidad.

Nació en 1986 de la mano de un equipo de personas interesadas en la danza contemporánea, entre ellas una bilbaína, que habían viajado por Europa y que decidieron abrir a Bilbao un Espacio con las mismas características, muy novedosas hace 35 años: punto de reunión de artistas, apoyo a la creación, exhibición continua y contacto con los públicos.


¿Cuáles son los ejes de su actividad y a través de qué programas se impulsan?

Los ejes de la actividad de La FuNdicIOn tienen que ver con las nuevas tendencias escénicas y artísticas que proponen los creadores y las nuevas miradas que buscan y quieren disfrutar los públicos. La FuNdicIOn es un espacio-puente entre ambas cosas.

Y para ello genera varios programas:

- Una TEMPORADA en el propio espacio, un Teatro de formato pequeño, que se celebra a lo largo del año, con programación de teatro, danza, performances, magia...

- Un festival que se despliega por la ciudad, DANTZALDIA, con las complicidades de diversos espacios artísticos, algunos icónicos, de la ciudad en los que es un placer mostrar toda la diversidad posible, dadas las diferentes características de su arquitectura y de sus contenidos habituales.

- Y el festival LEKUZ LEKU, un itinerario para paseantes en el que se presentan piezas cortas de danza en lugares elegidos del Paseo Abandoibarra.

Todos ellos internacionales. Con un objetivo a nivel de contacto exterior, invitando. Y con la idea de internacionalización de compañías vascas, "exportando", a través de estrategias de intercambio.

Y todos, también, incorporan clases, talleres, encuentros, sesiones de video, etc., actividades que aproximan al público al hecho creativo y le permiten participar del proceso.


¿Cómo resumiríais, con la perspectiva que dan tres décadas de trabajo, la evolución que han vivido tanto el sector de las artes escénicas como el propio espacio durante este tiempo?

Han pasado muchas cosas en estas décadas: el descubrimiento de las nuevas tendencias en los años 80 (y de los pequeños formatos escénicos); el cobijo a la creación contemporánea en los años 90, que padeció la enorme crisis post-Expo Universal en Sevilla; el retomar el entusiasmo de la comunidad artística con una nueva generación en los 2000; el cambio del mapa de la oferta cultural de la ciudad en 2010 con la creación de nuevos equipamientos teatrales por parte de organismos públicos y la consiguiente multiplicación "de butacas", que requirió reajustes para definir programaciones; la estabilización de esta situación en la actualidad, con la interrupción de dos años originada por la brutal COVID-19...


Ahora que, según parece, estamos dejando atrás la pandemia definitivamente, qué lectura hacéis de ese periodo? ¿Es posible sacar alguna enseñanza de todo ello?

En positivo: se crearon más lazos de solidaridad entre compañías y estructuras culturales. No tan "en positivo": el público disfrutó mucho acudiendo a los teatros y apreció y se acercó mucho a la cultura en los tiempos de pandemia. Pero ahora que la situación ha revertido se ha desvelado el misterio: se han vuelto a abrir los bares y ellos tienen de nuevo más clientes que los espacios teatrales.


Gracias al festival Lekuz Leku, del 22 al 25 de junio, la danza volverá a llenar el Paseo Abandoibarra, el Colegio de Arquitectos y La FuNdicIOn. ¿Qué nos deparará esta nueva edición?

El placer de volvernos a encontrar en los espacios abiertos de la ciudad, en los habituales de tantas ediciones (también en espacio cerrado para el cine y los encuentros), con un programa internacional, que incluye, además de la danza en el itinerario de los jardines de Abandoibarra, talleres de participación, clases con el público, un encuentro internacional con los socios del Proyecto Europeo Dance Highways y el punto de encuentro con los artistas al finalizar todas las jornadas, para cerrar el día.


¿Y de Dantzaldia nos podéis avanzar algo?

Pues será de nuevo ese desplegarse por los espacios de Bilbao (también el Barakaldo Antzokia) que colaboran con el festival y quieren acoger danza para sus públicos, con un programa de una variedad extraordinaria, que en esta edición tiene el foco puesto entre la tradición y modernidad.


¿Cuáles son los retos de futuro a los que se tendrá que enfrentar La FuNdicIOn?

Reinventarnos, para seguir, como hasta ahora, siendo ese Espacio en Bilbao desde el que se ofrecen nuevas miradas al público y apoyo local, nacional e internacional para los creadores vascos.

 

(Especial publicado el 16 de junio de 2022).