Fundación Sancho el Sabio, memoria y futuro de la cultura vasca

  • Fundación Sancho el Sabio, memoria y futuro de la cultura vasca

La Fundación Sancho el Sabio es un centro de documentación de la cultura vasca con más de 60 años de trayectoria. Fundada en pleno Franquismo, ha sido capaz de evolucionar junto a nuestra sociedad para responder a las necesidades que ésta iba demandando, hasta configurarse en un espacio imprescindible para la investigación en su campo de estudio. Jesús Zubiaga, director de la Fundación, nos ha acompañado en este recorrido por su historia.


¿Cuál es el origen de la Fundación Sancho el Sabio? ¿Cómo fue la puesta en marcha una institución como esta?

Comienza como Institución Sancho el Sabio en 1955, con el objetivo de coordinar la actividad cultural de la Caja de Ahorros de la Ciudad de Vitoria, su entidad fundadora.

En 1964 se crea el Centro de Estudios e Investigación dentro de la Institución Sancho el Sabio, que incluye la formación de una biblioteca. La puesta en marcha se realiza en pleno franquismo y en una ciudad, Vitoria, que estaba registrando un aumento de población en un período corto de años y en una proporción desconocida en la Europa del momento.

Desde el comienzo, con la adquisición de la biblioteca del bibliófilo Antonio Odriozola, la cultura vasca es el centro de interés de la biblioteca. En una ciudad que triplicará su población, la Institución Sancho el Sabio, como su centro de cultura local, recopila y difunde lo que considera que define su propia cultura.

Esta actividad se desarrolla en un entorno poco propicio y en una cronología inusual para la temática vasca en instituciones culturales. Pero se consiguió formar, a pesar de ello, uno de los fondos documentales más completos en su ámbito cultural.

El cambio a una situación de apertura coincide con el fin del franquismo. La biblioteca se abre a la cultura vasca del exilio y en los años ochenta multiplica sus fondos y enriquece su contenido.

En la actualidad, la Fundación Sancho el Sabio es un centro de consulta obligada en patrimonio bibliográfico y en fondos documentales de temática cultural vasca.


Se han cumplido, por lo tanto, 60 años ya desde que iniciara su recorrido. ¿Cómo se ha ido transformando la fundación durante este tiempo?

La Fundación ha evolucionado bastante bien. No se le notan los años. Ha cambiado dos veces de sede y se ha adaptado de forma efectiva a los cambios tecnológicos. Ha llegado al siglo XXI manteniendo sus objetivos iniciales de apoyo a la cultura vasca. Ha ampliado la tipología documental que recopila, incluyendo materiales efímeros y formatos electrónicos. Y ha mejorado la difusión de contenidos con la tecnología digital.

Ahora el entorno es propicio. Hay una Administración Vasca y hay una serie de instituciones que trabajan en el mismo ámbito cultural con proyectos complementarios. La Fundación sigue siendo una institución de titularidad privada (pertenece a la Fundación Bancaria Vital Fundazioa), pero no se puede entender ya sin la colaboración y convenios con el sector público de la cultura vasca.


Contáis con una de las mejores colecciones de fondos de temática vasca. ¿Qué clase de fondos alberga? ¿Cómo se ha ido enriqueciendo?

Es una colección iniciada cuando el fondo vasco no tenía una institución dedicada en exclusiva. Tiene numerosos ejemplares raros, recopilados cuando el Depósito Legal no estaba regulado. Sistemáticamente, año a año, se ha seguido la edición en euskera y en temática vasca en cualquier lengua.

El patrimonio bibliográfico vasco, libro antiguo impreso y manuscrito, es uno de los fondos irrepetibles. La edición anual impresa. Publicaciones periódicas, con unos 15.000 títulos. Folletos, material gráfico, archivos históricos familiares, personales… y publicaciones en formatos digitales.
Adquisición, intercambio, donaciones. Subastas, librerías de viejo, editoriales, instituciones públicas y privadas… una búsqueda constante en la que es fundamental el trabajo del equipo humano de la Fundación.


Como centro documental, la adaptación al cambio tecnológico fue uno de los desafíos que tuvo que abordar la institución durante la última década del pasado. ¿Qué labor se ha realizado a este respecto?

La Fundación Sancho el Sabio ha sido pionera en la adaptación de nuevas tecnologías. En los años 90 del pasado siglo fue la primera institución que digitalizó patrimonio bibliográfico y ya en 2008 fue la primera institución vasca en participar en el proyecto Europeana.

De nuevo es el equipo humano el que ha propiciado la evolución. Hay una implicación efectiva en la adaptación tecnológica y hay un apoyo financiero constante de las Cajas de Ahorro en origen y de la Fundación Vital en la actualidad.

Informatización, digitalización, repositorio digital y edición digital han sido los procesos tecnológicos que han facilitado la difusión y la utilización en investigación de los fondos documentales.


¿Qué otras tareas son fundamentales en la fundación? ¿Qué tipología de profesionales conforman su equipo de trabajo?

El equipo humano de la Fundación ha sido muy estable. La carrera profesional de las personas trabajadoras en la Fundación se ha desarrollado con continuidad, lo que ha propiciado que los cambios tecnológicos se hayan incorporado de una forma natural.

Paralelamente han colaborado con la Fundación numerosas empresas de servicios documentales, de digitalización, de edición… y también de trabajos técnicos de descripción bibliográfica o archivística.

En la larga trayectoria temporal, las tareas han cambiado. La descripción y control del fondo y la atención al investigador eran fundamentales al principio. Ahora son los procesos digitales y sus tareas técnicas asociadas los que mejor definen la actividad de la Fundación. Se ha pasado de una atención presencial a una atención basada en servicios digitales. La tarea básica es la digitalización de fondos.


¿Y cuál es el perfil del público que atendéis? ¿Están siempre relacionados con la investigación o existe algún otro perfil de personas interesadas en los fondos?

La digitalización ha ampliado y multiplicado el público interesado en los fondos de la Fundación. Ahora el usuario principal es el que utiliza internet, pero sigue siendo importante el usuario presencial. No se puede olvidar que la Fundación Sancho El Sabio es una institución que nace en Vitoria-Gasteiz. El círculo central de influencia es esta ciudad, seguida de círculos concéntricos que comienzan en Álava.

Los fondos son diversos, relacionados con público infantil, juvenil, investigador, divulgador, erudito… pero su consulta mayoritaria es de investigación. La colección tiene un marcado carácter de conservación. Se está creando un fondo de patrimonio documental vasco con vocación de preservación. No hay expurgo, no se elimina nada, se acumula para que su consulta sea posible en el futuro.

En las estadísticas web de la Fundación aparecen consultas realizadas desde 160 países distintos, lo que demuestra el interés por la cultura vasca provoca más allá de la investigación cercana.


La inauguración de la nueva sede de Betoño trajo consigo la puesta en marcha de las visitas guiadas a la ciudadanía, con el objeto de acercar el trabajo de la fundación a la sociedad. ¿Qué respuesta tuvo entonces y cómo está funcionando la iniciativa diez años después? ¿Qué hay que hacer para poder visitar el centro?

Lo cierto es que ya en la sede del palacio Zulueta, del Paseo de la Senda, se realizaban visitas guiadas. Pero efectivamente, es en la sede de Betoño donde se han efectuado de forma más reiterada.

El objetivo es acercar el trabajo de la Fundación a la ciudadanía y dar a conocer una colección documental que también es interesante para las personas usuarias que no tienen un objetivo de investigación. Las vistas guiadas y los talleres de formación pretenden ampliar ese perfil investigador mayoritario. Se enseña a investigar sobre temas personales, cercanos: la familia, el nombre, los apellidos, las calles, los pueblos, las ciudades, la prensa de fechas señaladas, la historia local, genealogía… Cada persona puede ser el objeto de su propia investigación.

El formato digital permite la consulta sin deteriorar el documento. Hay que preservar la documentación digital, pero su consulta reiterada no degrada ni perjudica el documento. Permite difundir el documento de forma masiva, no solo al público especializado o investigador.

Para visitar la Fundación Sancho el Sabio hay que pedir cita previa en el tetéfono 945 253 932 o en la dirección de correo electrónico fs-inv@sanchoelsabio.eus.

En la web www.sanchoelsabio.eus se puede encontrar esta información y consultar todos los fondos digitales y los catálogos completos.


¿Cuáles son los retos de futuro que debe afrontar la Fundación?

Esta pregunta, en este año 2020, tiene una respuesta diferente a la que se hubiera dado hace unos meses. La pandemia que estamos sufriendo ha tenido consecuencias también en la actividad de la Fundación.

La respuesta normal sería que el futuro de la Fundación pasa por la digitalización, por la colaboración, por procesos cooperativos en el control de los fondos documentales culturales vascos, por la difusión coordinada con otros proyectos relacionados, por la normalización de la generación de metadatos de contenidos culturales vascos y por la preservación de los formatos digitales que pronto tendrán consideración de históricos, formando parte también del patrimonio histórico documental vasco. El reto es difundir de forma efectiva un patrimonio que ha sido generado por una cultura con una clara vocación universal. Y seguir estando cerca de la ciudadanía y esperando y contestando a sus preguntas.

Y en 2020, mantener la actividad de todo el equipo humano, continuar con el desarrollo de herramientas que el teletrabajo ha descubierto, para seguir realizando los procesos técnicos con continuidad y para atender de forma personalizada a las personas usuarias.

Si la consulta por internet antes resultaba más impersonal, por la dificultas del contacto directo (a diferencia de la consulta presencial), ahora con las nuevas herramientas de comunicación, se ha recuperado el trato persona a persona. El objetivo es que la nueva normalidad no elimine lo conseguido. Una situación anómala ha propiciado un gran avance en difusión y en trabajo coordinado sin necesidad de presencia contínua.

 

(Especial publicado el 29 de julio de 2020).