128. Casa La Galana (Sestao)

ETAPA 7: BILBAO • PORTUGALETE

La vivienda obrera

En la Margen Izquierda del Nervión, el impulso de importantes industrias siderometalúrgicas durante el último cuarto del siglo XIX como Altos Hornos de Bilbao, La Vizcaya, o La Iberia (precursores de los Altos Hornos de Vizcaya) entre otras, propiciaron el desarrollo constructivo de viviendas para alojar a una población obrera que crecía igual de rápido que la demanda de mano de obra. Los patronos se pusieron manos a la obra y comenzaron a construir vivienda en la proximidades de las fábricas de la Margen Izquierda con el fin de afincar y fidelizar a sus trabajadores por un lado, y mantener los niveles de producción de sus fábricas facilitando el acceso al trabajo de los obreros sin usar medios de transporte. Pero por desgracia, la demanda de una vivienda digna superaba a la oferta de alojamientos disponibles y acarreó numerosos problemas, como infravivienda, pandemias, conflictos sociales, entre otros, por la difícil situación provocada por la convivencia de dos y hasta tres familias en habitaciones con escasa higiene.

La burguesía local trató de paliar esta deficiencia con el amparo de los grandes industriales. Así se desarrollaron diferentes tipologías de viviendas pero todas ellas caracterizadas por una escasa ornamentación y un uso intensivo del solar disponible. Eran por tanto viviendas pequeñas con habitaciones interiores y sin dotaciones higiénicas y sanitarias.

Uno de estos tipos es la denominada “casa de corredores” cuya superficie media no superaba los 50 m² y eran una concepción intermedia entre el barracón para obreros y la vivienda tradicional. De este tipo existieron varios ejemplos, como las casas de Zunzunegui y de la calle la Bomba en Barakaldo, o la casa de la Punta y La Galana en Sestao.

Una arquitectura singular

La Galana es el último ejemplar conservado de los arriba citados, por lo que tiene el valor de aquello que es único como referencia patrimonial. Fue construida en el año 1892 siguiendo el proyecto de Francisco Berriozabal, el maestro de obras más notorio del vecino municipio de Portugalete con gusto por el estilo ecléctico.

El edificio presenta una planta rectangular apaisada de 38 m. de largo y 9,5 m. de fondo. Se estructura mediante planta baja, tres pisos altos y desván. Su principal nota distintiva son los tres balcones corridos realizados en madera, tanto en su balaustrada como en sus pies derechos. A las viviendas se accede mediante escuetas cajas de escalera que permiten subir a dichos corredores donde se hallan las diferentes entradas. El interior se distribuye en 2 o 3 dormitorios interiores y sala y cocina y común.

Compartir en

unesco