Departamento de Cultura y Política Lingüística

2. Ferrocarril del Urola (AZPEITIA, AZKOITIA, URRETXU)

ETAPA 1: LOIOLA • ZUMARRAGA

La solución para evitar el aislamiento del valle

Durante las últimas décadas del siglo XIX el territorio guipuzcoano, al igual que la provincia hermana de Bizkaia, estaba inmerso de pleno en el proceso de industrialización. Un proceso que arrancó durante la primera mitad del siglo pero que llegó a su máxima expresión a partir del final de la última Guerra Carlista (1872-1876). La máquina de vapor constituía el principal exponente de la industrialización; un recurso tecnológico que además de dotar de la energía necesaria en las modernas instalaciones fabriles, revolucionó el sistema de transportes mediante la invención y generalización del ferrocarril y de los barcos de vapor. En 1864 se inauguró el ferrocarril del Norte que unía Madrid con París a través de Gipuzkoa, pasando por Zumarraga.

El valle de Urola no fue ajeno a la industrialización que, en un principio se centró, sobre todo, en su cuenca alta, en torno a Legazpi, Zumarraga y Urretxu, y en la baja, en torno a Zestoa y Zumaia. En la primera, la principal actividad industrial fue la siderometalúrgica, dinamizada por el ferrocarril del Norte, y en la segunda la cementera y la naval, impulsada por el tráfico portuario de Zumaia. Sin embargo, el resto del valle y, en especial, Azpeitia, su principal municipio, corría el peligro de quedar aislado con respecto a las principales vías de comunicación, íntimamente unidas con el desarrollo industrial. Así, desde 1883 los ayuntamientos del valle impulsaron el proyecto de construcción de un ferrocarril para carga y pasajeros que uniera el puerto de Zumaia, donde enlazaría con la línea Bilbao-San Sebastián del Ferrocarril Vascongado, con Zumarraga, lugar de enlace con el ferrocarril del Norte. A diferencia de la práctica totalidad de las restantes líneas de ferrocarril, construidas y explotadas por empresas privadas concesionarias, la del Urola fue construida entre 1920-1926 por la Diputación Provincial de Gipuzkoa. Fue la primera en ser concebida desde el principio como una línea electrificada. En la mayor parte de sus 36 km de recorrido seguía el curso descendente del río Urola a través de una zona muy montañosa y abrupta, por lo que se tuvieron que construir 29 túneles, 20 viaductos y 41.804 m2 de muros de contención, y excavar 473.575 m3 de trinchera.

Unas preciosas estaciones de arquitectura regionalista

A diferencia de las líneas concesionarias privadas que, para abaratar costes, construían las estaciones siguiendo un modelo unificado, las del Urola, todas distintas, fueron diseñadas por el arquitecto provincial Ramón Cortazar, siguiendo el estilo regionalista vasco. Muchas de las estaciones (Zumarraga, Aizpurutxo, Zestoa-villa, Iraeta, Arroa y las dos de Zumaia) imitan la arquitectura tradicional de los caseríos, pero las de Urretxu, Azkoitia, Loiola, Azpeitia y Zestoa-Balneario se inspiran en modelos de casas-torre y palacios de la zona.

La más destacada de las estaciones es la de Azpeitia, pues además de servir a la principal villa del valle, centralizaba las oficinas administrativas, los talleres y cocheras y la subestación de electrificación de la línea. El edificio de la estación tiene tres plantas, la primera con dependencias de uso ferroviario y las dos superiores con viviendas para empleados. Su diseño se inspira en una casa-torre desmochada, de manera que la sillería se utiliza sólo en la planta baja y parte de la primera, y el resto de los alzados están enlucidos. Cuatro garitones decoran las cuatro esquinas del edificio. En el sector construido en sillería los vanos presentan arcos y ventanas geminadas de estilo gótico. Actualmente alberga la sede del Museo Vasco del Ferrocarril, que además de respetar los edificios, custodia su equipamiento original, junto con una riquísima colección de patrimonio ferroviario del País Vasco.

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