Infección respiratoria aguda (IRA)
¿Qué es una infección respiratoria aguda?
- Una infección respiratoria aguda, (IRA), es una de las patologías más frecuente a lo largo de toda la vida de una persona, siendo en una alta proporción infecciones víricas.
¿Cómo se presenta la sintomatología?
- La mayoría de las infecciones respiratorias sólo afectan al tracto respiratorio superior y pueden ser consideradas leves, de curso benigno y autolimitado (catarro común, rinitis y faringoamigdalitis). Sin embargo, se estima que alrededor del 5% pueden implicar al tracto respiratorio inferior (bronquitis, bronquiolitis y neumonía). Son infecciones potencialmente más graves que, en ciertos casos, requieren el ingreso hospitalario.
¿A quién puede afectar en mayor medida?
- Las incidencias más altas se presentan en niños menores de 5 años y en adultos mayores de 75 años.
- En edad adulta las infecciones respiratorias de origen vírico son una causa importante de morbilidad. En algunos casos se presentan cuadros clínicos que precisan atención médica que en general se observan en personas mayores y en pacientes severamente inmunodeprimidos o con una patología pulmonar subyacente.
¿Cómo es su trasmisión y cómo se diagnostica?
- Dependiendo del virus que causa la infección, la transmisión puede variar, pudiendo ser por contacto, por gotas respiratorias o bien por el aire.
- Las infecciones respiratorias virales suelen diagnosticarse clínicamente en función de los síntomas y la epidemiología local. En la mayoría de los casos la atención del paciente, el diagnóstico del síndrome suele ser suficiente y la identificación de un patógeno específico rara vez es necesaria. Cuando se requiere un diagnóstico confirmatorio, este puede realizarse mediante cultivo celular, la detección de antígenos y de ácidos nucleicos, y la serología.
¿Existe tratamiento?
- El tratamiento de las infecciones respiratorias virales suele ser sintomático para controlar la fiebre o el malestar que producen. Los antibióticos no son eficaces contra los virus. Sólo deben administrarse antibióticos cuando se desarrolla una infección bacteriana y siempre bajo valoración y prescripción médica.
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