Departamento de Cultura y Política Lingüística

45. Cueva de los Husos (LAGUARDIA)

ETAPA 6: SANTA CRUZ DE CAMPEZO • LAGUARDIA

La introducción del Neolítico en la Sierra de Toloño

La Sierra de Toloño forma parte de la cadena montañosa de la Sierra de Cantabria que constituye un límite natural que separa la Rioja Alavesa del resto de Álava y que le concede ese microclima tan propicio para el cultivo de la vid. Se caracteriza por tener una vegetación de hayedos en su lado norte, y un relieve escarpado y rocoso en su vertiente sur; en las que se abren diversidad de oquedades que fueron ocupadas durante la Prehistoria más reciente, tales como los abrigos de Peña Larga, San Cristóbal y Peña Parda, así como las cuevas de Los Husos I y II. Además de la orografía propicia para establecerse de manera resguardada, también influyó su ubicación en una encrucijada de caminos.

Al constituir un punto donde confluyen diferentes vías, La Rioja Alavesa recogía las influencias procedentes del Mediterráneo, a través del valle del Ebro, las que llegaban de la Meseta y las procedentes de la costa cantábrica. El Neolítico trajo consigo una de las revoluciones más importantes de la Historia, que cambió por completo la forma de vida de los primitivos pobladores. La actividad agropecuaria que comenzó a practicarse entonces provocó que el poblamiento se volviera más estable y la sociedad fuera más sedentaria. Las primeras ocupaciones neolíticas en la Rioja Alavesa se produjeron durante el VI milenio a.C., de la mano de pastores que desde tierras mediterráneas llegaron al territorio remontando el curso del Ebro, trayendo consigo elementos novedosos como la ganadería ovina domesticada o una cerámica con motivos decorativos impresos de tipo cardial. Las primeras ocupaciones resultaron ser de carácter temporal y poco a poco fueron volviéndose estables. En Peña Larga, el abrigo a mayor cota en esta vertiente de la sierra es donde se ha encontrado el nivel de ocupación más antiguo (Neolítico Antiguo). Así, los pequeños asentamientos en cueva que se fueron desarrollando en la Sierra de Toloño pertenecen a estas primitivas comunidades agrícolas que se establecieron en el lugar desde el Neolítico hasta la Edad de Bronce, y en algunos casos hasta la etapa de romanización, como es el caso de Los Husos.

Al pie de la Sierra de Cantabria se da además otro proceso cultural desde finales del Neolítico hasta el Bronce pleno (hacia el año 1000 a.C.). No es otro que el fenómeno funerario del megalitismo, que forma aquí uno de los conjuntos dolménicos más importantes del País Vasco.

Cuevas de los Husos I y II

Ambas cuevas de los Husos se encuentran bajo la cima de la Peña del León y están próximas a las cotas del valle. Son claves dentro de la Prehistoria del País Vasco, ya que es el lugar donde por vez primera se observa una ganadería doméstica arraigada y restos de cultivo de cereales. Constituye así uno de los yacimientos prehistóricos más importantes del norte de la Península Ibérica.

Los restos hallados más antiguos son de mediados del VI. milenio a.C. y consisten en huesos de vacas, ovejas y cabras que convivían con quienes las apacentaban, así como por los primeros indicios de cultivo de cereales. A finales del mismo milenio, se observa que la actividad ganadera está bien arraigada en la comunidad, tal y como delatan algunas estructuras que se hallaron en Los Husos II, identificadas como establos. Son los más antiguos que se han encontrado en toda la Comunidad Autónoma Vasca, en Navarra y en La Rioja. Durante el Calcolítico, se llevaron a cabo enterramientos en el interior de ambos abrigos, ubicando los restos bajo la roca. De la Edad del Bronce, destaca la aparición de cerámicas de tipo campaniforme, que en los abrigos de la Sierra de Cantabria no está asociada a niveles funerarios, sino de habitación o en los que se llevaba a cabo alguna actividad económica.

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