1. Conjunto ermita-hospital de la Magdalena (AZPEITIA)
ETAPA 1: LOIOLA • ZUMARRAGA
El complejo asistencial y devocional de la Magdalena
El hospital de la Magdalena se menciona por primera vez en 1511, a consecuencia de la visita que realizaron conjuntamente los miembros del concejo azpeitiarra y el señor de Loiola, Martín García de Oñatz (patrón de los templos de Azpeitia y hermano de San Ignacio de Loiola). Entonces contaba con 45 camas, lo que da cuenta de que se trataba de una institución asistencial de importancia. Además, también estaba dotado de algunos bienes raíces, como una huerta y cuatro manzanales, así como de un lagar para la producción de sidra.
Debemos tener en consideración que el hospital se encontraba en las inmediaciones de la principal vía de comunicación entre el alto Urola y la costa guipuzcoana. En el texto del fuero concedido a la villa de San Martín de Azkoitia, en 1324, se destaca la importancia de este eje de comunicación que discurre entre el municipio costero de Getaria y el interior, en dirección a Burgos. La necesidad de una legislación sancionada por el rey, nos indica la relevancia que este itinerario estaba tomando para el comercio, no sólo regional, sino también internacional. De ahí la magnitud de esta institución de beneficencia, que, como sucedía con otras entidades similares, acogería a necesitados y transeúntes en general, y a enfermos de lepra en particular.
San Ignacio de Loyola, en la última visita que cursó a su tierra natal, procedente de París en 1535, debía ser perfectamente conocedor de las funciones de lazareto que cumplía el Hospital cuando decidió alojarse en esta institución, rechazando los lujos de su casa natal. Este acto, que todos los biógrafos ignacianos resaltan como un acto de renuncia a las riquezas mundanas, en la mentalidad y el contexto social de la primera mitad del siglo XVI suponía un sacrificio que iba mucho más allá de la opción de una vida de pobreza. En efecto, en aquella época la lepra o el mal de San Lázaro constituía un verdadero estigma social e incluso moral; un estigma que en diversas regiones del mundo continúa en vigor. Alojarse en dicho Hospital y convivir con sus huéspedes constituía a los ojos de aquella sociedad, un grave riesgo de contraer enfermedades; un riesgo que San Ignacio, hijo de una de las principales casas de la provincia, no dudó en correr, como muestra de la solidaridad hacia los seres más marginados de aquella sociedad.
Arte y arquitectura
En cuanto a las características del complejo, cabe destacar que la carretera separa la capilla de la Magdalena de la edificación del hospital. La ermita se encuentra frente a la fachada oeste-noroeste del hospital. Su tejado a cuatro aguas lo corona una espadaña con campana, situada centrada en la fachada principal. Cuenta con un pórtico de tres arcos de medio punto y la fachada del piso superior se halla construida mediante ladrillo. Unos azulejos situados en el atrio recuerdan pasajes de la vida del santo en relación con el templo. El espacio de culto es rectangular y aparece presidido por las imágenes de la Magdalena, de San Ignacio y de San Francisco de Borja.
El antiguo hospital está dedicado actualmente a usos pedagógicos y culturales por parte de los jesuitas y en su interior no ha perdurado ningún elemento de antigüedad. Esto se debe a que en el siglo XIX el edificio fue dividido y remodelado y su altura se elevó para acoger dos viviendas. Actualmente la primera planta y la bajocubierta son fruto de una reconstrucción llevada a cabo en 2011. En esta actuación también se recompuso la portada dovelada, antiguo acceso original, de cuyo arco solamente se conserva una pequeña parte en la jamba derecha. El elemento que menos ha cambiado desde la estancia del Santo es el muro norte, que alberga una pequeña ventana ojival.
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