ETAPA 6: SANTA CRUZ DE CAMPEZO • LAGUARDIA

El reducto defensivo del norte de la villa

El carácter castrense que la villa de Laguardia tuvo durante la Edad Media es notorio por todos sus costados, comenzando por su propio nombre (que hace referencia a la defensa, la del reino de Navarra bajo la cual se constituyó), hasta el entramado urbanístico del núcleo que sirve a una función, a la de salvaguardia. Antiguamente los habitantes de la misma se dividían en organizaciones barriales de carácter cívico-militar, a los que correspondía la defensa de la muralla. Cada una funcionaba bajo la advocación de un santo. Por otra parte, el planteamiento urbanístico concedía una función diferenciada asignada a cada zona. En el norte del núcleo, que mira a la Sierra de Cantabria y se encuentra a mayor altura, primaba la función defensiva. Allí estaba emplazado desde el siglo X el Castillo de Laguardia (derruido en el siglo XIX). En el siglo XII, época en la que Laguardia obtuvo el fuero y se constituyó en villa, dieron comienzo las construcciones de la iglesia de Santa María de los Reyes y la Torre Abacial, que junto con la muralla defendían el núcleo desde su lado septentrional. El norte de la villa se alzó como zona de protección y de poder, dado que todos los poderes, el civil y el eclesiástico, estaban emplazados en la misma.

La carta puebla convirtió a Laguardia en un centro urbano de referencia en la comarca, de gran poder político y económico. Es por ello que esta comenzó a dotarse de elementos que sirvieran a su función militar y que además fueran reflejo de esa capitalidad que adquirió. El conjunto que conforman el templo de Santa María y la Torre Abacial, son muestra del deseo de mostrar grandeza a través de la arquitectura. El hecho de que su edificación se dilatara en el tiempo, hace que sendos edificios presenten elementos pertenecientes a distintas épocas. Los más primitivos son los elementos románicos, un estilo artístico que se introdujo en el territorio alavés en el siglo XII, momento en el que se inicia la construcción, y se expandió por todo el territorio. Estos edificios simbolizan el poder de la villa construidos a la vanguardia de la época.

La Iglesia de Santa María de los Reyes y la Torre Abacial

La Iglesia de Santa María de los Reyes presenta planta basilical de tres naves y tres tramos, una cabecera semicircular que en su zona exterior es poligonal y fábrica de sillería. Otros vestigios primitivos procedentes del siglo XII que se pueden observar en la parte norte y noreste del templo en su zona exterior, con los arquillos ciegos y las fajas lombardas que decoran la parte alta del muro; y en su muro occidental donde se ubican dos ventanales románicos de transición (siglo XIII). El actual templo pertenece principalmente a los trabajos de ampliación llevados a cabo en el siglo XVI y es de estilo renacentista. Son de esta época las bóvedas de crucería con terceletes y el acabado de las columnas centrales y uno de los elementos más reseñables del templo, la portada principal de acceso. Se trata de un pórtico dedicado a la patrona de la iglesia, tallado en piedra policromada (aunque la policromía es posterior, del siglo XVII), que presenta una rica decoración y tallas de fino acabado. Destaca la figura de la Virgen con el niño en brazos que se ubica en el parteluz. La escena posee cierta naturalidad ya que la Virgen gira su cabeza hacia el Niño de manera maternal.

Ubicada a los pies de la iglesia y exenta se alza la Torre Abacial, que luce planta cuadrada, fábrica de sillería y está dividida en cuatro alturas; las dos primeras cerradas y compactas, y las dos últimas en las que se abren diversos vanos en sus cuatro lados. Se observan elementos de distintas épocas, siendo las más antiguas de estilo románico de transición (finales del siglo XII e inicios del XIII), como son las ventanas emparejadas y el arco que se abre entre las segunda y tercera planta.

Compartir en