53. Casa palacio de Samaniego (LAGUARDIA)
ETAPA 6: SANTA CRUZ DE CAMPEZO • LAGUARDIA
Un ilustrado fabulista heredero de un importante mayorazgo
Felix María Samaniego es uno de los personajes destacados de Laguardia, conocido también como El Fabulista. Hijo del Siglo de las Luces, en el año 1745, fue un aristócrata de su época que estuvo en contacto estrecho con el selecto grupo de nobles que adoptaron y trataron de llevar a la práctica las ideas de la ilustración en las Provincias vascas, los que conformaron la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. Su tío Xabier Maria Munibe, Conde de Peñaflorida (uno de los fundadores y primer director de la mencionada sociedad) con el que frecuentó las localidades guipuzcoanas de Azkoitia, Azpeitia y Bergara; y la educación que recibió en Francia, que le dieron una consistencia humanista, ejercieron de gran influencia en Félix María Samaniego que le otorgaron la opción de conocer y adoptar las nuevas ideas que traía consigo este movimiento intelectual. Fue músico, ensayista y dramaturgo. Su actividad poética es la que le ha concedido mayor fama, y en concreto sus fábulas, las cuales se convirtieron en una excelente herramienta para transmitir su ideario reformista.
Descendía de una familia de gran tradición en la villa de Laguardia y uno de los linajes más notables de la misma, los Samaniego. Durante mucho tiempo los cabezas de familia de la misma ejercieron los destacados cargos de regidor perpetuo y alférez mayor de la villa, hasta que estos se suprimieron por Real Provisión en el año 1733. Constituía el quinto hijo de nueve en total, y fue quien heredó un riquísimo patrimonio familiar ya que su hermano Antonio Eusebio tomó los hábitos dentro de la Compañía de Jesús; un patrimonio de grandes beneficios. Recibió dos mayorazgos en Laguardia, con la finca de Escobosa a orillas del Ebro y el señorío de Arraya, cerca de Azazeta, así como los mayorazgos de Yurramendi e Idiaquez en Tolosa, y la de Irala en Oñati. A pesar de sus largas estancias lejos de Laguardia Felix María Samaniego dedicó mucho de su tiempo y cuidados al Mayorazgo heredado y, de hecho, sus últimos años los vivió en la finca de Escobosa donde se dedicó a la música, a la buena mesa, a la administración de sus bienes y a escribir. En 1801 falleció y fue enterrado en la Capilla de la Piedad de la iglesia de San Juan, propiedad de la familia.
Casa palacio de Samaniego
La casa palacio de los Samaniego es uno de los bienes más destacados del linaje, ya que se trata de su casa solariega. Se halla en la plazuela de San Juan en la que se emplaza la iglesia del mismo nombre, un lugar referente como símbolo de la destacada presencia del linaje en la villa. El hecho de que la familia poseyera una capilla en su interior denota el poder de la misma no solo en lo civil, sino también en lo eclesiástico y en concreto en esta parroquia. De hecho, el palacio y la capilla estaban conectados por medio de una pasarela, la cual unía la parte superior del palacio con el muro exterior de la iglesia. A día de hoy son visibles las ménsulas que la sostenían.
La casa palacio es uno de los mejores exponentes de las casas barrocas de Laguardia, un edificio de grandes dimensiones que cuenta con tres plantas. Fue edificada sobre varias parcelas medievales. Presenta planta cuadrangular con un patio central porticado. La fachada, la parte más noble, presenta fábrica de sillería con cinco ejes de vanos que están separados por líneas de imposta. En el segundo eje por la izquierda, lugar en el que se halla el acceso principal constituido por con la puerta adintelada, de grandes dimensiones, y flanqueada por dos columnas de orden toscano que le otorgan un aspecto clasicista; sobre él se observa un entablamento decorado con triglifos al que le sigue una pequeña cornisa en la que se apoya el balcón; y finalmente el escudo barroco de la familia. En su interior conserva la escalera de piedra del zaguán por la que se descendía a la bodega y entre el mobiliario destaca una presa de doble husillo del siglo XVIII.
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