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Cultura y salud

Hace tiempo que se está explorando y reconociendo la importancia de vincular cultura y salud y que se avanza impulsando iniciativas concretas en múltiples países de nuestro entorno. A pesar de ello, se observa que las acciones llevadas a cabo son individuales y están atomizadas, y que aún no existe una apuesta común por llevar a cabo programas de cultura y salud a nivel nacional o europeo.

El gran impulso del debate sobre los beneficios de la cultura en la salud se produjo cuando la OMS publicó, en 2019, un informe a gran escala en el que se analizaba de forma profunda y con una gran revisión de la literatura la relación entre la salud y las artes. Es verdad que en los modelos de indicadores para medir el valor social o la innovación se tiene en cuenta el impacto positivo que la cultura tiene en el bienestar, pero en la práctica no se ha ido más allá y aún en la actualidad la cultura no se incorpora de forma extensa en los planes de salud de los países a pesar de las evidencias.

La llegada de la pandemia y el choque que supuso a nivel mundial puso el foco de atención en los sistemas sanitarios de todo el mundo y en la protección de la salud tanto física como psicológica. En un contexto tan delicado, las artes y la cultura afloraron como vías de escape, demostrando su potencial y afectación directa en el estado de salud y bienestar de las personas.

La mayoría de los informes y trabajos que exploran la relación entre cultura y salud lo hacen analizando los efectos positivos de la cultura en el estado de salud de las personas, ya sea con acciones de prevención o de tratamiento. En este informe se apuesta también por explorar la relación que existe entre salud y cultura, analizando el efecto que tiene el estado de salud de las personas a la hora de limitar o condicionar la práctica y el consumo cultural. De este modo, el informe tiene el objetivo de explorar la relación que hay entre la cultura y la salud en su conjunto, teniendo en cuenta la relación de bidireccionalidad que existe.

La pandemia ha puesto en el centro del debate público la salud, particularmente la salud mental, y ha acelerado la búsqueda de soluciones para la mejora de la calidad de vida. Foros como Interacció en su última edición (noviembre 2021), se han dedicado a reflexionar en torno al vínculo entre cultura y salud. Por su parte, la Comisión Europea acaba de anunciar la creación de un estudio que analice la relación entre prácticas culturales y salud mental y bienestar, que coordinará Culture Action Europe. Su objetivo es provocar un cambio real de políticas y crear una plataforma de referencia para la experimentación y el desarrollo de programas para una nueva dimensión en salud y bienestar.

En este contexto, el estudio plantea hacer una revisión bibliográfica y un análisis en profundidad, exponiendo también buenas prácticas que se están llevando a cabo tanto a nivel nacional como internacional y que pueden servir de inspiración para decisiones y acciones futuras.